¿Qué sabes sobre el uso abusivo de pantallas, redes sociales y videojuegos?

La es una realidad de la que pocos podemos escapar. Más que mirarla con cierto fatalismo, tenemos que aprender a relacionarnos con ella de forma saludable.

Quienes nos criamos en otro momento, mucho menos digital que el actual, en ocasiones, tenemos la sensación de vivir en una realidad extraída de un libro de ciencia ficción. Pero nuestros hijos e hijas han nacido en un mundo en el que el móvil, las consolas y juegos en red, Internet y las redes sociales son parte muy importante de la realidad. Son la generación de «nativos digitales», que encuentran en estas tecnologías muchas oportunidades para hacer cosas pero que, también, deben aprender a relacionarse de forma saludable con ellas.

Siempre ante lo nuevo nos surgen un conjunto de preguntas. ¿Es buena la tecnología para mis hijos e hijas? ¿tengo que regular y controlar su uso?  Y si su uso les roba tiempo a otras actividades, ¿les prohibimos usarlas? ¿Cómo podemos ayudarles a integrar estas tecnologías de forma positiva en su vida cotidiana?

Lo primero que debemos tener claro es que no podemos restringir su uso totalmente. Las pantallas, redes sociales y videojuegos son una realidad de nuestra sociedad, que ciertamente ofrecen muchas oportunidades de interrelación y acceso al conocimiento a nuestros hijos e hijas, por lo que la educación en el uso de la tecnología no puede centrarse en la prohibición y la censura. Más bien al contrario: la educación en esta materia debe estar basada en compartir y supervisar el uso que nuestros hijos e hijas, estableciendo ciertas regulaciones sobre cuándo usarlas, en qué entorno y con qué objetivos.

Ser padres y madres tecnológicos

Aunque a veces tengamos la sensación de que nunca podremos saber tanto como ellos/as, es muy importante que estemos actualizados y bien informados sobre las nuevas tecnologías disponibles. Esto es fundamental para poder dialogar con ellos sobre estos temas y establecer ciertas "normas de uso".

Conocer los intereses de nuestros hijos e hijas

Muchas veces solemos establecer limitaciones de uso basadas exclusivamente en el tiempo ("dos horas al día, no más") o en ciertos usos ("solo para las tareas del cole"). Pero Internet es también una puerta de entrada a su música favorita, a historias y personajes de ficción, y a muchos otros aspectos que forman parte de su relación con el mundo. Una buena estrategia es dialogar con ellos, preguntarles sobre sus intereses y acordar de forma clara las pautas de uso para evitar (o al menos reducir) los conflictos.

Mejor en los espacios compartidos

El uso abusivo de las nuevas tecnologías (consolas de juegos, ordenadores) puede meter a los niños y niñas en un mundo virtual y, con el tiempo, aislarlos. Para evitarlo, una recomendación es que hagan uso de estas en los espacios compartidos por la familia, porque de esa forma se podrá supervisar mejor para qué las usan y al mismo tiempo se podrá interactuar.

Ayudarles a planificar su tiempo libre

El día es lo suficientemente largo como para poder hacer muchas cosas. Una tarea muy importante que tenemos los padres y madres es ayudarles a organizar las horas que pasan fuera del colegio, consiguiendo que establezcan prioridades y tiempos para las actividades extraescolares, la tarea de la escuela, el ocio y el uso de las pantallas. Lo fundamental es que ninguna de esas cuestiones le robe todo el tiempo a las demás.

Lo principal es nuestra compañía

Existen filtros parentales que nos ayudan a regular el uso que nuestros hijos e hijas hacen de las nuevas tecnologías, por ejemplo, limitando su acceso a determinadas páginas webs o a canales de televisión. Pero esas herramientas son un complemento a nuestra tarea educativa, no la sustituyen.

Nuestra conducta es el mensaje más potente

Somos referentes para nuestros hijos e hijas, y si queremos que comprendan la importancia de regular el uso de las pantallas, lo primero que debemos hacer es hacer un uso adecuado nosotros mismos. Por ejemplo, si les decimos que desconecten el teléfono móvil porque les estamos hablando y no nos hacen caso, no podemos estar respondiendo mensajes Whatsapp mientras estamos cenando en familia. La coherencia entre nuestros dichos y nuestros actos es fundamental.

En resumen, la promoción de un uso adecuado y equilibrado de las pantallas requiere de una apropiada educación en valores que vaya acompañada de un ambiente de confianza y buena comunicación con nuestros hijos e hijas.