En el día a día de mi trabajo como Orientadora Familiar me voy encontrando con nuevas realidades y problemáticas que van emergiendo según cambia nuestra sociedad y los riesgos a los que nuestros/as adolescentes y jóvenes se exponen. Una de estas realidades es el riesgo asociado a los juegos de azar, ya sea tanto de manera on-line a o a través de las tan nombradas casas de apuestas. A menudo padres y madres se encuentran desconcertados al no comprender por qué sus hijos e hijas caen en determinadas conductas y no pueden encontrar los motivos que les han llevado a ello. Una de las tareas de nuestro Servicio es hacerles llegar por qué determinadas conductas, como en este caso los juegos de azar, a pesar del riesgo que conlleva, les atrae y logra engancharles.
Por este motivo, y tras la pregunta que me realizó una madre en una de mis últimas citas: ¿Por qué mi hijo apuesta? , se me ocurrió que podría ser útil acercar algunas ideas que dieran respuesta a esto.
Existen varias razones por las cuales adolescentes y jóvenes prueban o se inician en los juegos de azar:
– Por motivos sociales. Como una forma de relacionarse con los demás y hacer lo que hace el grupo. Por no sentirse aparte y pensar que “lo hace todo el mundo”.
-Por la excitación y diversión que produce. Escapar del aburrimiento, entretenerse y buscar sensaciones nuevas como la adrenalina, es algo bastante común en esta etapa del desarrollo.
-Para ganar dinero. Por tener un mayor poder adquisitivo y poder acceder a realizar actividades y tener cosas que no se pueden permitir.
-Para cambiar estados de ánimo no deseados, para olvidar sus preocupaciones y evadirse de sus problemas.
– Para aumentar su autoestima al sentir que son hábiles o buenos y buenas en algo.
– Por la gran influencia que tiene la publicidad en los/las jóvenes. Y querer seguir los pasos de famosos que idolatran, que son referentes y con los/las que se sienten identificados.
– Por vivir el juego como algo culturalmente aceptado y normalizado que en ocasiones consideran como una forma más de ocio.
Así, existen múltiples factores que explican que en ocasiones nuestros hijos e hijas se acerquen al mundo del juego. Por ello, en el caso de que sospechemos o sepamos que se han iniciado en los juegos de azar, es importante que reflexionemos sobre los motivos concretos que les han llevado a ello, y así podremos abordar de raíz el problema, y ayudarles a que no tengan posibles complicaciones en el futuro.
No quisiera acabar este post sin resaltar el gran papel que en el mundo de los problemas adictivos tienen las emociones y su manejo. Éstas pueden convertirse tanto en un factor de riesgo como de protección, por lo que si ayudamos a nuestros hijos e hijas a identificarlas y gestionarlas de la mejor manera posible les estaremos dando algo fundamental. Si se sienten más felices tendrán menos necesidad de recurrir a esta emergente, aunque no nueva, forma de consumo.
Si detectas algún tipo de riesgo y te encuentras preocupado/a siempre puedes pedir ayuda profesional.
Pilar Coello Sánchez
Psicóloga y Orientadora Familiar del Servicio PAD