Como cada 31 de mayo celebramos el Día Mundial sin Tabaco de la mejor manera: recordando los riesgos para la salud vinculados a este hábito, promoviendo políticas eficaces para eliminar o reducir su consumo y fomentando hábitos saludables mediante educación y prevención. Lo venimos haciendo desde 1987, ya que, año tras año, las estadísticas de mortalidad nos muestran que la exposición al tabaco, en cualquiera de sus formas, mata a uno de cada diez adultos a nivel mundial.
Pero, ¿qué es el tabaco?
La nicotina es una sustancia adictiva que pertenece al grupo de los estimulantes y cuya forma de consumo más habitual es la fumada. El tabaquismo es considerado en la actualidad como una de las principales causas de enfermedad y muerte prematura que es posible prevenir.
Entre los componentes del tabaco, destacan:
- Nicotina: principal causante de la dependencia que genera el tabaco.
- Alquitranes: sustancias que pueden provocar cáncer.
- Irritantes: sustancias tóxicas que provocan irritación del sistema respiratorio.
Algunos de sus efectos y consecuencias son: dificultades respiratorias, fatiga y envejecimiento prematuro de la piel, expectoración y tos matutinas, bronquitis y obstrucción crónica de pulmón, aumento de la posibilidad de desarrollar patologías cardiovasculares (arteriosclerosis, trombosis, angina de pecho e infarto cardiaco) y cáncer de pulmón, boca y laringe. La nicotina del tabaco es muy adictiva, por ello es fácil el paso del consumo ocasional al habitual y con ello, a una dependencia difícil de superar, aunque no imposible.
El consumo de tabaco, como el resto de las drogas, supone un riesgo muy alto para nuestra salud, pero, sin duda, cuando pensamos en los menores, adolescentes o jóvenes, el riesgo se incrementa exponencialmente ya que su organismo no está ni preparado ni desarrollado para soportar los efectos nocivos de éste. Por tanto, se hace más que necesario educar en prevención, tanto desde la familia como desde los centros educativos, para concienciarles de la importancia de llevar una vida saludable alejada de las drogas.
¿Por qué se empieza a fumar en la adolescencia?
La adolescencia es la edad en la que vivimos la aventura de salir del entorno familiar y experimentamos nuestra autonomía ensayando decisiones, experiencias y conociendo nuestros límites. Es un periodo lleno de oportunidades para el aprendizaje, pero es también una etapa llena de riesgos.
Entre las razones por las que en la adolescencia se comienza a consumir tabaco están:
- La curiosidad, la necesidad de vivir experiencias y probar cosas nuevas.
- La búsqueda de retos y de trasgresiones como camino en la construcción de la identidad.
- El egocentrismo adolescente y un exceso de seguridad en sí mismos/as, que les lleva a pensar que pueden con todo o que nada malo puede pasarles.
- La impulsividad, la falta de límites y de autocontrol.
- Para sentirse mejor e intentar disminuir la sensación de ansiedad, o angustia.
- Porque la pertenencia al grupo es muy importante y, a veces pasa, por asumir conductas de consumo.
- Las expectativas fantasiosas ligadas a mitos erróneos, como que fumar te aporta una imagen distinta, de persona adulta, ligada al éxito o al glamur, e incluso a la creencia de que fumar adelgaza, estiliza.
Así, un año más, profesionales de la salud, familias y centros educativos debemos sumarnos a la lucha contra el tabaco, trabajando para que no solo se quede en un período de 24 horas de abstinencia, sino en, al menos, 365 días de acciones de prevención y tratamiento de su consumo y de actividades de vida saludable.
Y recuerda, si no puedes hacerlo solo o sola, en Servicio PAD, prevenimos y tratamos las adicciones en adolescentes y jóvenes del consumo de alcohol y/u otras drogas, del uso abusivo de la tecnología o con riesgos o problemas asociados al juego de azar.
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Equipo Servicio PAD
Instituto de Adicciones de Madrid Salud