Ser padres y madres es una experiencia única y una tarea inmensa llena de complejidades que requieren mucha atención, dedicación, paciencia y apoyo incondicional, principalmente. Esta tarea se vuelve más compleja cuando nuestros hijos o hijas se encuentran en la etapa adolescente siendo esta una de las más difíciles debido a que es un continuo proceso de cambios con una serie de características que pueden dificultar aún más la relación padres-hijos, como pueden ser:
- Formación de la personalidad e identidad.
- Búsqueda de sensaciones y experiencias nuevas.
- Mayor importancia a los iguales y distanciamiento de los padres y madres.
- Transgresión de normas o rebeldía.
- Pobre comunicación.
- Mayor distanciamiento afectivo.
- Mayor inestabilidad emocional.
Durante esta etapa evolutiva, el papel fundamental de los padres y madres es querer y enseñar. Estos dos aspectos son básicos para el futuro desarrollo de vuestro hijo o hija y son dos factores de protección muy importantes para prevenir conductas adictivas. Cuando decimos QUERER nos estamos refiriendo a:
- Ofrecer apoyo incondicional.
- Valorar sus logros y reconocer sus esfuerzos.
- Ser cercanos y mostrar interés por lo que nos cuentan.
- Mostrar cariño mediante caricias, besos, halagos…
- Dedicarles tiempo.
- Palabras de aliento o consuelo.
- Expresarles lo que sentimos.
Cuando decimos ENSEÑAR nos estamos refiriendo a:
- Trasmitir valores.
- Enseñar las reglas de conducta poniendo límites y marcando o negociando normas.
- Enseñar a convivir en sociedad y a relacionarse con los demás.
- Desarrollo de habilidades sociales.
- Potenciar sus habilidades.
- Reconocer sus virtudes y sus limitaciones.
- Establecer sus propios criterios.
- Enseñar a quererse y querer a los demás.
Aquello que más va a favorecer el desarrollo del adolescente es mantener un equilibrio entre ambas, es decir, querer y apoyarles incondicionalmente incluso cuando tomen decisiones que no sean las que más nos gusten o que pensemos que se van a equivocar, y, a su vez, establecer normas acordes a su edad y ajustadas a su realidad e ir revisándolas y negociando y, sobre todo, acompañándoles en el proceso de crecer y madurar.
Nuestras enseñanzas y nuestro ejemplo como padres y madre será el modelo de nuestros hijos e hijas, siendo esto un aspecto fundamental a tener en cuenta ya que todo aquello que lea, escuche, vea o aprenda de otros miembros de la familia, de sus amigos, de su entorno, irá ayudando a conformar su personalidad y sus herramientas y a desarrollar habilidades para la vida así como a ir adquiriendo responsabilidades e ir tomando sus propias decisiones en base a su criterio.
Por este motivo es muy importante cuidar el lenguaje que usamos habitualmente y con el que nos dirigimos hacia ellos y ellas, tratar de aumentar su autoestima lanzándoles mensajes positivos y destacando sus cualidades sin excesiva crítica ni prejuicios, intentar mantener la calma ante conflictos, escucharles activamente y negociar constantemente la implantación de normas así como mostrarnos atentos y atentas a sus preocupaciones y necesidades.
¿Te ves capaz de acercarte a tu adolescente?
Alba Navarrete Herrera
Psicóloga y Orientadora familiar del Servicio PAD
Ser padres de adolescentes, en verdad es un reto muy comprometido con la responsabilidad y ejemplo.