En el último periodo son varias las familias que en nuestras citas del Servicio PAD expresan cierta inquietud sobre como los vaper se están haciendo un hueco dentro del mundo de nuestros adolescentes.
Con posturas ambivalentes y mucha accesibilidad para conseguirlos, el uso de estos dispositivos se ha extendido entre adolescentes y jóvenes, por lo que es necesario informarnos sobre las consecuencias que puede tener su uso y por otro lado poder hablar con ellos y ellas sobre el tema.
¿Qué es el vaper?
El vapeador o vaper, es un dispositivo electrónico que emite una sustancia que se inhala a través de una boquilla. Tiene un depósito donde se coloca un líquido concentrado de nicotina, que se calienta y se transforma en vapor, el cual es inhalado por la persona. Este líquido además de la nicotina posee otro producto (normalmente glicerina vegetal) y un químico que le da un sabor y un aroma (puede ser muy variado).
¿Por qué vapean los y las adolescentes?
Normalmente porque estos aparatos suelen tener sabores agradables y porque detrás hay un marketing y un diseño que les hace parecer atractivos. También piensan que son mucho menos perjudiciales que los cigarros.
¿A qué edad tengo que hablar del vaper con mis hijos/as?
Aunque no hay una edad exacta para tratar el tema tendremos que estar pendientes sobre que opiniones tienen sobre ello. También es muy importante conocer si los tienen cerca, ya que puede ser que su círculo cercano les facilite su uso. Si sospechamos que él o ella o sus amistades lo pueden estar usando, tendremos que hablar de ello directamente.
¿Como comienzo la conversación?
Puedes comenzar la conversación de manera natural aprovechando una situación cotidiana del día a día. Aprovecha a preguntarle que piensa del tema al ver a alguien vapeando por la calle o al ver un establecimiento donde los venden. Habla honestamente sobre tu preocupación ante su uso e intenta averiguar lo que piensa sobre el tema para que a partir de ahí puedas ir desmontando posibles ideas erróneas.
¿Y si se lo prohíbo?
La prohibición no nos asegura que nuestro hijo o hija decida probar en un momento dado. Es mejor explicar y dar argumentos adecuados para decir no al consumo.
¿Y si me confiesa que lo utiliza?
Aprovecha para hablar y averigua porque lo está haciendo. Pídele que te cuente como le hace sentir o porque cree que lo hace. Dile que te preocupa que lo haga y motívale para que continúe hablando y hazle más preguntas abiertas sin juzgarlo. Infórmate y crea una actitud proactiva sobre el tema. Ayuda a tu hijo/a resolver dudas sobre temas que no conoce.
Pilar Coello
Psicóloga y Orientadora Familiar del Servicio PAD