Mamá no me escuchas, no me entiendes, me estás sermoneando… son frases que, muchas veces, hemos oído llegada la adolescencia de nuestros hijos e hijas. Y, sin embargo, los padres y madres sólo quieren estar cerca de sus hijos e hijas.

Las personas adolescentes empiezan a tener características parecidas a las de las persona adultas a nivel físico y personal, pero les falta experiencia. Tienen una gran necesidad de experimentación. Y es en este periodo de búsqueda de la propia identidad, en el que aparecen más conflictos de relación, especialmente con los padres y madres.

Aunque no lo reconozcan, en ocasiones se sienten perdidos o perdidas, y necesitan una guía, pero quizá de manera diferente a cómo veníamos haciendo en casa. Es importante tener paciencia y sentir esta nueva situación con relativa normalidad. Todos hemos pasado por ella, y aunque la experiencia que vivimos nosotros, no puede ser igual a la que viven nuestros hijos e hijas, existen  sensaciones comunes en todas las generaciones.

Las dificultades en la comunicación entre progenitores y sus hijos e hijas no se resuelven con el paso del tiempo ni creyendo que es un problema insuperable. Como madres y padres, conviene prepararse, tener una actitud de aceptación ante las diferentes ideas que nos plantean. Es un reto que se debe afrontar dentro de un ambiente favorable que fomente el diálogo. Una buena comunicación es resultado del esfuerzo, de las semillas que se han sembrado desde que eran pequeños y pequeñas.

Conviene recordar que esta etapa de búsqueda, en la que pueden cometer muchos errores , no podemos romper el diálogo, hay que saber hablar y escuchar aunque no estemos de acuerdo. El diálogo no es el fin, sino la herramienta para establecer y/o mantener relaciones fluidas.

Mediante una comunicación real, con escucha activa y respeto a las diferencias de opinión, lograremos conocimientos profundos, nos haremos presentes en su mundo, convirtiéndonos en referentes para que, si nos necesitan, nos busquen porque pueden confiar en nosotros y nosotras.

Por ello, con suavidad, cariño y verdadero interés, os recomendamos:

  • Aprovechar momentos para charlar sobre cualquier tema. Empezar hablando de cosas poco importantes puede llevarnos a conversaciones más profundas a través del respeto y la paciencia.
  • Tratar a las y los adolescentes como personas que ya no son pequeñas, respetando sus opiniones y sus experiencias aunque no estemos de acuerdo.
  • Dar importancia a lo que nos cuentan escuchándoles.

Intenta mantener una relación fluida, encontrarás dificultades, pero podrás resolverlas.

 

Y si veis que no podéis hacerlo solos o solas, desde Servicio PAD podemos ayudaros! Llamadnos al 699 480 480 o mandadnos un mail a prevenciónadicciones@madrid.es

Carolina del Pozo

Psicóloga y Orientadora Familiar del Servicio PAD