Durante la adolescencia, pueden darse situaciones que generen una gran conflictividad dentro de la comunicación familiar. Estos conflictos pueden desestabilizar la dinámica familiar y, si no se gestionan adecuadamente, pueden llevar al aislamiento y la separación.
En ocasiones, la comunicación dentro de la familia se ve afectada por las emociones intensas propias de la adolescencia, especialmente si existen problemas añadidos como la presencia de conductas de riesgo o adictivas.
Desde el ámbito familiar, podemos actuar como adultos responsables, ofreciendo seguridad, empatía y coherencia. Es recomendable hacer un trabajo previo de introspección para valorar nuestro estado emocional antes de abordar un conflicto.
También debemos ser conscientes del papel que ejercemos como modelos de conducta.
Con el conocimiento y practica de algunas de las herramientas que vamos a exponer a continuación y aplicando las estrategias adecuadas, podremos manejar estos conflictos de manera más efectiva y fortalecer el vínculo con nuestros hijos e hijas.
Estrategias para manejar la comunicación en momentos de crisis:
Calmar los ánimos
Ejemplo: “Calmémonos un poco, comprendo que estés enfadado… ¿por qué no me cuentas qué ha pasado?” (tono tranquilo, contacto físico leve y sonrisa).
Proponer una pausa
Ejemplo: “¿Qué te parece si lo dejamos para más tarde? Nos tomamos un refresco y, cuando estemos más tranquilos, buscamos una solución.”
Técnica del disco rayado
Consiste en repetir una frase con firmeza mientras la otra persona está alterada. Ejemplo: “No vamos a hablar de esto mientras estemos así de alterados.”
Mostrar empatía sin asumir la culpa
Ejemplo: “Comprendo cómo te sientes, yo me sentiría igual, pero ten en cuenta que nosotros no tenemos la culpa de lo que ha pasado.”
Tiempo fuera (tomar distancia)
Si la conversación está escalando, tomar un respiro puede evitar empeorar el conflicto. Ejemplo: “Creo que deberíamos dejar esta conversación un rato hasta que estemos más calmados, voy a dar una vuelta.”
Retirar la atención
Ignorar la actitud agresiva en lugar de responder con más agresión. Ejemplo: “No voy a entrar en una discusión, así que hablaré contigo cuando estés calmado.”
Investigar en lugar de acusar
Ejemplo: En lugar de decir: “Ya estoy harto/a de que entres dando portazos…”, probar con: “¿Qué te ha pasado para que estés tan enfadado?”
Conflicto y prevención de conductas de riesgo
Las situaciones de conflicto no resueltas pueden llevar a un distanciamiento progresivo entre los adolescentes y su familia.
En estos casos, algunos jóvenes pueden encontrar refugio en conductas de riesgo como el abuso de tecnologías, el consumo de sustancias o el juego de apuestas.
Un clima de comunicación abierto y respetuoso reduce la probabilidad de que busquen alternativas nocivas para gestionar sus emociones.
Desde el servicio de orientación familiar trabajamos para facilitar la comunicación en las familias
Enfrentar los conflictos familiares con calma y con las herramientas adecuadas, fortalece la relación con nuestros hijos e hijas, evitando que el distanciamiento lleve a problemas mayores.
Practicar la comunicación asertiva no solo mejora la convivencia, sino que también es un factor clave en la prevención de conductas de riesgo.
César Gil Ballesteros
Psicólogo y Orientador Familiar del Servicio PAD