¿Qué familia no ha escuchado esta frase en tono de queja de sus hijos adolescentes? ¡»Mis amigos llegan más tarde!»
En algunos casos, también pueden surgir frases como:
«Sois la peor familia del mundo», «por vuestra culpa me quedo sin amistades»,
«sois los únicos padres que ponen esa hora de llegada».
¿Es nuestro horario de llegada adecuado?
Seguramente es cierto que algunos de sus amigos pueden llegar más tarde,
y que otros pueden tener horarios aún más restrictivos.
Si el horario de llegada se encuentra en uno de los extremos (demasiado permisivo o estricto), conviene revisarlo. Es importante hacer una reflexión sobre si estamos siendo muy permisivos o demasiado exigentes. Si consideramos que el horario es adecuado, debemos asumir que la queja es parte del proceso de crecimiento de los adolescentes, y no tomarla como algo personal.
¿Retrasos puntuales o incumplimiento constante?
Si el adolescente llega tarde de manera puntual, nuestra responsabilidad es entender la situación, confiar en él o ella y transmitirle esa confianza.
Si, en cambio, se incumple el horario constantemente, es importante reflexionar sobre el tipo de autoridad que ejercemos y reforzar las normas con claridad, consecuencias firmes y posibilidad de negociación cuando sea adecuado.
Cómo negociar normas y horarios
- Definir normas claras y realistas: Explicar los motivos y asegurar que el adolescente las entienda.
- Mostrar flexibilidad cuando sea posible: Permitir ciertas negociaciones en función de la madurez y responsabilidad demostrada.
- Aplicar consecuencias coherentes: Si hay incumplimientos repetidos, establecer consecuencias proporcionadas y consistentes.
- Fomentar la confianza: Hacerle saber que el objetivo del horario no es castigar, sino proteger.
- Evitar la comparación con otros: En lugar de responder con “no me importa lo que hagan tus amigos”, explicar por qué la norma existe en el hogar.
Normas de horarios y prevención de conductas de riesgo
- Las normas de horarios no solo sirven para organizar la convivencia familiar, sino que también protegen a los adolescentes de posibles situaciones de riesgo.
- Un horario adecuado reduce la exposición a contextos donde puedan aparecer conductas de riesgo como el consumo de alcohol y/u otras sustancias o el juego de azar y las apuestas.
- Además, el establecimiento de límites claros fomenta la responsabilidad y la toma de decisiones seguras.
- Establecer normas razonables, explicarlas con claridad y mantener una comunicación abierta permite que los adolescentes desarrollen autonomía sin dejar de estar protegidos frente a posibles riesgos.
Si tienes dudas sobre cómo gestionar la negociación de horarios, puedes contactar con el equipo de Orientación Familiar del Servicio de Prevención de Adicciones (www.serviciopad.es), donde recibirás asesoramiento personalizado.
Laura González Torija
Psicóloga y Orientadora Familiar del Servicio PAD

