La adolescencia es, muchas veces, la etapa vital que más nos cuesta entender a las personas adultas. Este período tiene lugar entre los 12 y los 24 años, ¿por qué entre estas edades? Porque son en estos años en los que las personas vivimos mayores cambios a nivel físico, emocional e intelectual, lo cual marca el paso del cerebro y cuerpo infantil al de adulto.
Es una etapa de confusión tanto para los y las adolescentes que van buscando su propia identidad como para los padres y madres, ya que en muchos casos es complicado saber cómo tratarles, y se siente cierta frustración al comprobar que todas aquellas herramientas que hemos desarrollado y utilizado estaban en la infancia, no nos sirven en la adolescencia.
¿Cuáles son las herramientas que podríamos utilizar?
- Negociación. En lugar de establecer las normas y limites únicamente por parte de las madres y padres (ej: tienes que llegar a las 20:00), se busca hacer partícipe al/la adolescente (ej: proponer una hora, y a raíz del intercambio de puntos de vista, establecer una hora cosensuadas).
- La unión entre progenitores y el consenso entre ellos y ellas es todavía más importante en esta etapa que durante la infancia.
- Fomentar la toma de decisiones. Mientras que en la infancia es más común que sean las personas adultas quienes vayan tomando las decisiones, es importante que adolescentes y jóvenesempiecen a tomar las suyas. Podemos ayudarles de la siguiente manera:
- Preguntas en vez de afirmaciones (ej: “¿qué actividad prefieres?”, en caso de que muestre dificultades ante una pregunta tan amplia podemos ofrecerle alternativas, ¿qué prefieres deporte de equipo o individual?).
- Preguntar por las consecuencias positivas y negativas de esta decisión, utilizando el punto anterior. (ej: ¿qué podría pasar beneficioso/perjudicial para ti si tomas esta decisión?, en lugar de ser nosotros y nosotras quienes señalemos los puntos a favor y en contra que le vemos).
- Enseñar a decir no.
- Muchas veces interpretamos la mayor autonomía y cercanía con los iguales durante esta etapa con dejar de dar importancia a la relación familiar, lo que suele conllevar una reducción del tiempo compartido y las muestras de afecto. Aunque sean adolescentes siguen necesitando y valorando la atención y cariño de su familia, pero no de la misma forma que años atrás, sino a través de los mensajes positivos, muestras de cariño, tiempo compartido y aceptación por sus figuras de referencia.
- Empatía. Un punto a favor es que todo el mundo ha pasado por la etapa de la adolescencia y desde ahí podemos comprenderles mejor, aunque esta empatía puede tener una cara negativa que es la de conocer más los riesgos que se corren en esta etapa. Esto genera miedos en la familia, que pueden llevarles a imponer (no negociar) unas normas rígidas y no escuchar a su adolescente.
- Información real de los riesgos. Se ha visto que “asustándoles” no se ha conseguido reducir que se expongan a situaciones de riesgo, sin embargo se dando información real sobre las consecuencias, cómo les afecta en el presente y cómo afectará en el futuro a corto y largo plazo. Y haciéndoles ver que intereses existen en medio que no se perciben a simple vista y que conocerlos les puede dar una perspectiva diferente y un cambio en su posicionamiento (ejemplo negocio de los videojuegos, publicidad tabaco, en los que vean como se busca atraer a un tipo concreto de público y por qué).
Para concluir, señalar que una herramienta subyacente a todas las anteriores es escuchar y comunicarnos con los y las adolescentes, conseguir un equilibrio entre establecer límites y mantener el afecto, y que estas herramientas además de servir a madres y padres, tendrán beneficios en los hijos e hijas:
- Toma de decisiones. Sirve para trabajar la impulsividad, la habilidad para adaptarse a un mundo en constante cambio, el pensamiento crítico y los puntos de vista propios.
- Afecto y mensajes positivos, ayuda a desarrollar autoestima e inteligencia emocional.
- Autonomía. Aporta experiencias que favorecerán el aprendizaje y desarrollo personal.
- Empatía. Aporta percepción de seguridad, apoyo, autoestima.
¿Qué diferencias ves entre las herramientas que has utilizado cuando tus eran pequeños/as y ahora que son adolescentes?
¿Te ves capaz de cambiarlas si fuera necesario?
Y recuerda, si no puedes hacerlo solo o sola, en Servicio PAD, prevenimos y tratamos las adicciones en adolescentes y jóvenes del consumo de alcohol y/u otras drogas, del uso abusivo de la tecnología o con riesgos o problemas asociados al juego de azar.
¡Llámanos! 699 480 480
Mariana Miracoli Costales
Psicóloga y Orientadora Familiar Servicio PAD