En verano con el término del curso escolar, los adolescentes tienen mucho tiempo libre. El tiempo libre y el ocio son dos conceptos que suelen utilizarse conjuntamente, pero se tratan de dos términos con significado diferente. El tiempo libre es el tiempo que queda tras cubrir las necesidades y obligaciones. Mientras que el ocio supone en qué se ocupa este tiempo libre.
El desarrollo de actividades de ocio y el tiempo libre en la adolescencia tienen múltiples beneficios:
– Carga de energía, divierte y relaja.
– Fortalece vínculos y relaciones interpersonales.
-´Favorece el crecimiento personal, hablamos de la autoestima, creatividad, autonomía, y consolidación de valores para su personalidad.
– Y sobre todo tienen un carácter preventivo de problemas en el estado de ánimo, enfermedades debidas al sedentarismo y adicciones.
El periodo vacacional es un tiempo que esperamos ansiadamente para desconectar del estrés diario acumulado y practicar ocio o simplemente tener tiempo libre. Nuestros hijos e hijas adolescentes, por cuestiones académicas y otras situaciones que viven, coinciden en dicha espera tan deseada. No obstante, pueden surgir problemas a la hora de conciliar ambas visiones de “libertad”. Por ello es necesario tener claro una serie de cuestiones a la hora de tener expectativas y organizar nuestras vacaciones con adolescentes.
1. Un primer paso es hablar de las vacaciones con nuestro hijo/a para saber qué entendemos por vacaciones y buscar un acuerdo. Primero sondear si son deseadas o no y luego ver sobre cómo piensan ponerlas en marcha (si quieren ir al pueblo, o a la playa, con sus amistades…). Importante tener empatía y comprender por qué quieren esos planes.
2. Ayudarles a pensar que hay prioridades durante todo este tiempo de vacaciones, es decir, que hay tiempo para todo: responsabilidades de casa, algo de tarea, diversión, etc. Para ello sería interesante hablar de bloques (bloque de tareas de casa, bloque de concentración y atención, bloque de salidas, por ejemplo) teniendo en cuenta una estructura flexible, pero sin hacerlo en exceso
3. Aceptar que como padre y/o madre o tutor/a responsable, parte de su tiempo se dedicará a estar con amistades. No obstante, ello no implica que sean muchas horas o no saber qué hacen en ese tiempo.
4. Limitar el tiempo de pantallas, no todo son series, vídeos o redes sociales. Es conveniente llegar a acuerdos e inculcar el beneficio y placer de las experiencias reales y no tanto virtuales.
5. Enfocarles a disfrutar el momento de cada actividad. Así el uso el móvil para hacer una foto del paisaje y colgarla en una red social, o estar en un concierto y transmitirlo en el momento perdiéndose la esencia del concierto son aspectos que se pueden dar cuando estemos de vacaciones. Entender que eso ocurre en la adolescencia y manejarlo de manera adecuada centrándoles en la misma actividad es nuestro papel.
6. Animar a hacer planes en familia, buscando intereses comunes como juegos de mesa, eventos musicales o deportivos, animar que venga alguna amistad, excursiones, son algunos ejemplos. Para conectar con estos intereses es vital conocerlos y saber lo que les gusta.
7. Ser un ejemplo practicando ocio individual propio: viendo que haces deporte, vas a clases de baile, al gimnasio, acudes a un curso de cocina o haces maquetas también aprenderán a valorar el ocio. E igualmente verbalizar querer tener un tiempo de ocio familiar y facilitarlo.
Desde el Servicio PAD consideramos que el ocio es un eficaz factor de protección general, pero sobre todo para las adicciones. Por ello familias, no lo dejemos de lado o lo retiremos sin pensarlo porque suspendan asignaturas.
Si esta cuestión y otras son aspectos que os preocupan desde el Servicio PAD, ¡podemos ayudarte!
¡Disfrutad del verano!
Margarita Iniesta Pérez
Psicóloga y Orientadora familiar del Servicio PAD