Desde el Servicio de Prevención y Tratamiento de Adicciones, ServicioPad, estamos haciendo una serie de posts con recomendaciones básicas para familias relacionadas con la situación de alarma sanitaria. Ahora vamos a centrarnos en pautas para organizar y sobrellevar el confinamiento de manera más eficaz entendiendo que tenemos que ser capaces de gestionar la compleja logística familiar y laboral (de la que ya hemos hablado en posts anteriores) de mantener el equilibrio emocional y al mismo tiempo favorecer una convivencia constructiva sin conflictos ni enfrentamientos.
Parece un propósito muy ambicioso, pero es el reto al que nos enfrentamos día a día en esta situación tan especial que nos ha tocado vivir. Y aunque sabemos que no es una tarea fácil queremos ofreceros algunas pautas y recomendaciones dirigidas al manejo de estos aspectos tan importantes.
Hoy hablaremos del control de las emociones.
Si ya normalmente hacemos malabarismos para encajar las tareas, el trabajo, el cuidado de hijos e hijas y mayores, los deberes, la convivencia, el descanso, las relaciones sociales y el ocio, y otras mil contingencias pequeñas o no tan pequeñas que tenemos que ir resolviendo, ahora toca el “más difícil todavía”, nos toca ser profesores y profesoras de emergencia, estamos todo el mundo juntos en el mismo espacio todo el tiempo y se nos abren muchos interrogantes y preocupaciones sobre el futuro, etc.
Nuestra vida se ha convertido de la noche a la mañana en un circo de cuatro pistas. Y a esto hay que sumarle que las válvulas de escape que usamos normalmente para afrontar estas tensiones ahora están vetadas: no puedes salir a correr, ni ir de compras, ni darte un masaje, ni ver a tus amistades, ni compartir un abrazo, ni algo que antes era tan sencillo como cerrar la puerta de casa y olvidarte del mundo por un rato. Incluso las cosas que deseabas, ahora que son impuestas resultan tediosas o difíciles de manejar.
En este escenario de presiones, contradicciones y restricciones es muy posible que afloren emociones como el aburrimiento, la tensión, el desanimo, la sensación de desbordamiento o el miedo. Todas ellas son respuestas normales ante situaciones desconocidas, difíciles o problemáticas, pero que crean un malestar psicológico que nos afecta a nosotros/as y a las personas que nos rodean.
Pero que sean normales no significa que tengas que quedarte con ellas, te dejamos aquí algunas recomendaciones sobre cómo manejarlas:
- Identifica las emociones que sientes y acéptalas:
- Debes asumir que esto no te convierte en mas débil, ni en peor padre o madre, simplemente te recuerda que eres un ser humano.
- No te engañes a ti mismo/a, no te escondas, estarás gastando la energía que necesitas para cambiar de rumbo en aparentar algo que no existe.
- Usa el razonamiento, analiza. ¿Qué pensamientos están sustentando estas emociones? Infórmate, revísalos, trata de ser objetivo/a, es probable que analizándolos con calma y desde otra perspectiva llegues a conclusiones menos catastróficas y con ello aliviaras la emoción negativa.
- Comparte tus emociones. Esto te ayudará a:
- Rebajar su intensidad. Las cosas que nos guardamos cobran mayor dimensión y es más fácil perder el punto de realidad. Cuando hablamos de ellas pierden parte de su fuerza.
- Ponerles proporción, las opiniones de otras personas pueden ayudarte a ver las cosas de otra manera.
- Céntrate en el aquí y ahora: las fantasías, las especulaciones y la incertidumbre crean malestar. Si te descubres pensando en algo de esto, concéntrate en el ahora y ponte una ocupación sobre la que puedas centrar tu atención. Y así no echarás más leña al fuego.
- Mantén la motivación y la actitud positiva:
- No todo son dificultades, también puede ser un momento de oportunidades. Puedes retomar aficiones y aprovechar para estrechar lazos, para hacer cosas nuevas, retomar aquellas tareas que dejaste a medias o que siempre pospones o para las que nunca tienes tiempo.
- Si te cuesta mantener la motivación escribe frases positivas y tenlas a mano te ayudarán a centrar tus pensamientos.
- Usa antídotos: La mancha de una mora con otra verde se quita. Además de frenar tus pensamientos negativos puedes compensar la balanza:
- Cuidándote: duerme el tiempo necesario y asegúrate un buen descanso, aliméntate bien y haz ejercicio regularmente.
- Premiándote: Haz cosas gratificantes, dedícate un tiempo para mimarte. Hay muchas cosas que no puedes hacer pero hay otras muchas que si, se creativo/a hay miles de alternativas.
- Dejando que te mimen. Apóyate y disfruta de tu gente.
- Asume y ayuda a los demás con sus propias emociones, si están mejor tú también lo estarás.
¡Mucho ánimo y… #QuédateEnCasa!
Inés González Galnares (Psicóloga Clínica) y César Gil Ballesteros (Psicólogo)
Servicio PAD