Desde el Servicio de Prevención de Adicciones, Servicio Pad, como ya adelantamos estamos haciendo una serie de posts con recomendaciones básicas para familias relacionadas con adolescentes y jóvenes, desescalada y riesgos asociados a conductas adictivas. Los últimos posts se los hemos dedicado al alcohol, pero en este caso nos vamos a centrar en el cannabis, otra de las sustancias de consumo que encontramos entre la población adolescente y joven. Pondremos el foco en cómo les pueden influir los cambios de la propia desescalada, los principales riesgos y en algunas indicaciones para las familias sobre cómo abordarlo.
El consumo de cannabis es motivo de gran preocupación para las familias, no solo como sustancia ilegal, con las implicaciones que eso conlleva, sino por las consecuencias derivadas de su uso, sobre todo en población adolescente y joven, que, como ya hemos señalado en ocasiones anteriores, se encuentra en pleno crecimiento y desarrollo físico, psíquico y social. Estos problemas derivados de su consumo son también objeto de investigación e interés en la comunidad científica que pone el foco en el efecto que tiene sobre el desarrollo del cerebro.
A esta preocupación viene a sumarse la poca percepción de riesgo que encontramos entre los chicos y chicas que han normalizado su uso y que banalizan sus consecuencias.
Durante el periodo de confinamiento la permanencia en el domicilio familiar y la estrecha supervisión de actividades, así como la mayor comunicación y el desarrollo de otras alternativas de ocio, supuso en muchos de los casos un periodo de tranquilidad, o, cuanto menos, de una situación mucho más restringida e identificable. Pero en cuanto se ha ido recuperado la libertad de movimientos con la entrada de las ‘fases’, vuelven los quebraderos de cabeza de padres y madres:
– Aumenta el tiempo fuera de casa de nuestros hijos e hijas, sin supervisión familiar.
– Hay mayor accesibilidad a la sustancia.
– Mayor probabilidad de retomar o iniciar el contacto con amistades o grupos de iguales consumidores de cannabis.
– Posibilidad de que todo esto haya debilitado el autocontrol que se sume a las ganas de consumo acumuladas y les lleve a retomar esta conducta de riesgo.
– La novedad, la normalización y las tensiones acumuladas podrían ser incentivos para probar o iniciar el consumo de cannabis.
– Que el consumo sea menos controlado o compulsivo y aumente la frecuencia o la cantidad.
Por lo tanto, se impone la necesidad de una mayor supervisión ante la sospecha o el posible consumo de cannabis y la implicación en su prevención y abordaje.
Desde Servicio PAD os dejamos algunas recomendaciones para ayudaros y orientaros si os encontráis en esta situación:
– Observa cambios en su aspecto o conducta (mayor cansancio, desmotivación, pasa demasiado tiempo fuera de casa sin un propósito definido, se interesa por música, ropa u otros elementos que hacen apología del cannabis, percibes su olor, etc.).
– Motiva a continuar con actividades y rutinas saludables y no olvides mantener el ocio individual y el compartido en familia (paseo en bicicleta, salir a correr o andar, salir a tomar un refresco, reencuentros familiares…) fomentando una vida saludable fuera del consumo de drogas.
– Favorece las visitas de sus amistades a casa, facilitarán tu supervisión y limitarán las conductas de riesgo que se practican en otros contextos.
– Aborda el tema en casa, es muy probable que se vean expuestos a situaciones en las que tengan cerca esta sustancia y es necesario que tengan una información veraz que les ayude a desmontar mitos y a tomar decisiones correctamente.
– Manifiesta claramente tu desaprobación.
– Ofrece tu escucha, apoyo y ayuda.
No olvides que el cannabis no es solo un consumo de chicos, también se da entre las chicas.
Hablar de ello parece necesario, sin duda, pero no se vive como una tarea fácil y en muchas ocasiones nos preguntan en el Servicio de Orientación Familiar cómo es la mejor forma de hacerlo, por ello, contestaremos algunas de las cuestiones más frecuentes:
– ¿A qué edad tengo que hablar del cannabis? No hay una edad adecuada, debemos afrontarla cuando esté en riesgo de contacto con la información, la sustancia o las personas asociadas a ella. Y por supuesto, si hay sospechas o certeza de consumo.
– ¿Es bueno asustarles? La información veraz es la acertada, dramatizar nos resta credibilidad y nos distancia.
– ¿Es bueno abrirles los ojos con ejemplos cercanos? Para que un mensaje cale la persona tiene que sentirse identificada, elegir modelos que están muy lejos de ellos o ellas no suele funcionar. Es mucho más adecuado exponer las consecuencias y riesgos y ayudarles a identificarlos.
– ¿Y si se lo prohíbo? No solamente no te garantiza nada, sino que retarte puede incluso ser un incentivo.
– ¿Y si me confiesa que consume? En primer lugar mantén la calma. Valora la confianza y honestidad, reconoce este esfuerzo aunque muestres tu disgusto: «No me gusta lo que estás diciendo, pero me alegra que seas honesto/a conmigo». Intentar entender los que te transmite y su experiencia para así poder llevarle a un dialogo centrado en la ayuda.
Según vas entendiendo sus motivaciones y creencias, puedes encontrarte:
– Un consumo relacionado con la actividad social basado en la curiosidad y la búsqueda de sensaciones sustentado en mitos o creencias falsas que hay que desmontar del tipo de :
- No pasa nada es una sustancia natural.
- Es una “ droga blanda”.
- No tiene consecuencias si no te pasas.
- Todo el mundo lo consume.
- Lo recomiendan alguno médicos.
- Es mejor que el tabaco.
– Un consumo más asociado a dificultades personales o carencias que es importante identificar, como:
- Timidez.
- Necesidad de integración en un grupo.
- Manejo de estados emocionales negativos.
- Evasión de problemas o dificultades.
– Muestra siempre tu desaprobación a la vez que tu ayuda y apoyo.
Y recuerda, si no puedes hacerlo solo o sola, en Servicio PAD, prevenimos y tratamos las adicciones en adolescentes y jóvenes del consumo de alcohol y/u otras drogas, del uso abusivo de la tecnología o con riesgos o problemas asociados al juego de azar.
¡Llámanos! 699 480 480
Inés González Galnares, Psicóloga clínica y Responsable del Dpto. de Orientación Familiar, Pilar Coello Sánchez, Psicóloga y Orientadora Familiar CAD de Vallecas y Alba Navarrete Herrera, Psicóloga y Orientadora Familiar CAD de Latina
Servicio PAD