Con  frecuencia, en nuestra práctica diaria desde la Orientación Familiar, nos estamos encontrando con familias que tienden a ‘normalizar’ el consumo de cannabis entre adolescentes,  incluso entre menores de edad, argumentando que es una práctica habitual.

Esta normalización del consumo, aparece junto a la facilidad del acceso a la sustancia, las pocas alternativas de ocio y la disminución en cuento a la percepción del riesgo, lo que contribuye a  que se vaya extendiendo.

 Pero la pregunta que nos viene a la cabeza es: ¿es cierto que todos los/las adolescentes fuman cannabis?

Según los datos del último estudio publicado (en el año 2016) por el Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas en su Encuesta sobre uso de drogas en enseñanzas secundarias  en España (ESTUDES 2014/2015), que se realiza con una amplia muestra, más de 37.000 estudiantes de entre 14 y 18 años y se comparan datos con los de otros años, vemos entonces que en algunos parámetros los porcentajes han descendido:

2010 2012 2014
Alguna vez en la vida 33 33,6 29,1
Últimos 12 meses 26,4 26,6 25,4
Últimos 30 días 17,2 16,1 18,6

En este mismo estudio aparecen otras conclusiones relevantes:

–  El consumo problemático de cannabis está más extendido entre los varones

- El consumo problemático de cannabis aumenta con la edad (7,9% de 14 años, 18,2% de 18 años

- Hay mayor proporción de consumidores de hachís que  lo mezcla con tabaco, lo que hace que fume más porros al día.

A la vista de los resultados obtenidos por el ESTUDES 2014/2015, parece evidente que los datos no contrastan la percepción de un consumo mayoritario. En realidad si calculamos los adolescentes que no han consumido cannabis la cifra rondaría el 70%.

Las evidencias científicas que se han encontrado en relación a este concepto son concluyentes: tanto la aceptación social percibida por parte de adolescentes y jóvenes, en relación al consumo  como la idea de que este es mayoritario dentro de su colectivo son variables que pueden llegar a favorecer el consumo de las mismas.

Todo lo anterior nos invita a reflexionar sobre la información que se les trasmite y , más concretamente, a pensar en los mensajes que les trasladamos desde la familia, que debemos procurar que sean siempre mensajes preventivos. Por tanto, ¿qué podemos hacer desde el entorno familiar?:

  • Revisar aquellos mensajes que trasmitimos a nuestros hijos e hijas dando por supuesto que todos consumen cannabis. Ya hemos visto que esto es falso.

 

  • Existen alternativas al consumo que pueden y deben ser fomentadas desde la familia: deportivas, culturales, etc. Si bien es cierto que la adolescencia es una etapa compleja no exenta de dificultades, está en nuestras manos intentarlo.

 

  • Si queremos cambiar estas percepciones no es conveniente dejarnos invadir por la impotencia y la frustración, se pueden hacer muchas cosas, vamos a pasar a la acción!

Está, pues, a nuestro alcance. Podemos darle la vuelta a la tortilla… manos a la obra!!!

Y recuerda, si no puedes hacerlo solo o sola, en Servicio PAD, prevenimos y tratamos las adicciones en adolescentes y jóvenes del consumo de alcohol y/u otras drogas,  del uso abusivo de la tecnología o con riesgos o problemas asociados al juego de azar.
¡Llámanos! 699 480 480

César Gil Ballesteros

 Psicólogo y Orientador Familiar del Servicio PAD