No es la primera vez que vemos en los medios de comunicación noticias que nos alertan sobre las consecuencias de determinados juegos o la aparición de nuevas formas de influir, e incluso extorsionar a menores y adolescentes como ocurre con el ‘Momo challenge‘, que, como denunciaron las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, consisten en mensajes con amenazas o propuestas de juegos arriesgados, a través de mensajería, que incluso que se han infiltrado en juegos infantiles, en los que aparece de forma espontánea.
No pensemos, que esto ocurre solo en algunos países, internet no tiene fronteras. Cuando un niño o una niña, de Inglaterra, Irlanda o Japón se conecta a la red tiene los mismos riesgos o peligros que tu hija o hijo, que está en el escritorio de su habitación, en silencio, sin molestar.
Pero no es lo único. No es la primera vez que vienen a consulta al Servicio de Orientación Familiar, padres y madres con gran preocupación por pesadillas y efectos secundarios intensos, como consecuencia de la agitación o el contenido de algunos videojuegos, como por ejemplo el Fortnite.
Todo lo que absorben y a lo que se exponen, tiene efectos en su comportamiento. Reducción de las horas de sueño, obsesión por conectarse y comportamientos compulsivos, como levantarse para ir a clase y dedicarle los 5, 10 o 20 primeros minutos a chequear cómo va el juego o realizar los primeros del día. Y antes de acostarse los últimos movimientos. Para algunos y algunas esto es una rutina, para la que no hay descanso. Es la banda sonora que suena de manera continua en su mente.
Puede observarse también, el juego como único tema de conversación o conexiones frecuentes en la red para ver cómo juegan otras personas. Desarrollan cambios de humor, agresividad durante el juego y fuera de él, en casa, con su grupo de iguales o en la escuela. Robos para gastos excesivos y compulsivos de dinero para compra de juegos, accesorios, etc.
¿A qué esperamos para detener esto?, pensamos que es una necesidad primaria, que sin el juego no pueden estar. O nos asustamos por las reacciones violentas, amenazas, etc., cuando intentamos privarles del juego o porque vemos irritabilidad y nerviosismo cuando intentan frenar, controlar o dejar de jugar. Todo ello nos alerta de la posible gravedad del problema en sí.
Qué podemos hacer:
• Supervisar los contenidos a los que están expuestos los menores.
• Limitar éstos en función de la edad y del nivel de maduración.
• Impulsar otras alternativas de ocio.
• Fomentar el autocontrol y el manejo emocional.
• Servir de ejemplo.
Tenemos estas responsabilidades como figuras de referencia y cuidado. Cuando tengáis dudas, o la situación se haya complicado, debéis acudir a profesionales especializados. No esperéis a que la situación se os escape de las manos y llegue a conductas extremas. “Esto no es cosa de juego”. No puede suponer un “GAME OVER” en la vida de los adolescentes y jóvenes.
En el servicio de Orientación Familiar y desde el resto de profesionales del Programa de adolescentes y Jóvenes podemos ayudaros.
Y recuerda, si no puedes hacerlo solo o sola, en Servicio PAD, prevenimos y tratamos las adicciones en adolescentes y jóvenes del consumo de alcohol y/u otras drogas, del uso abusivo de la tecnología o con riesgos o problemas asociados al juego de azar.
¡Llámanos! 699 480 480
Laura González
Psicóloga y Orientadora Familiar de Servicio PAD