¿Qué sucede en el interior de una persona que participa en juegos de azar? ¿Por qué cambia su forma de actuar y relacionarse?
En nuestro servicio PAD, las familias a menudo nos expresan su preocupación por los cambios en el carácter de sus hijos e hijas cuando comienzan a tener problemas con el juego. Perciben mayor irritabilidad, tristeza y dificultades en la comunicación, lo que hace más complicado acercarse a ellos y ellas. Comprender qué ocurre en su mundo emocional nos permitirá identificar cómo las emociones influyen en estas conductas, que pueden derivar en una adicción.
Las emociones y su papel en el juego de azar y las apuestas
- Ganar y perder dinero genera emociones intensas. La victoria puede provocar alegría y orgullo, especialmente si la persona atribuye el éxito a su habilidad. Por otro lado, las pérdidas pueden generar frustración, tristeza e ira.
- Las estrategias de regulación emocional juegan un papel clave. Muchas personas jugadoras intentan mitigar las emociones negativas tras una pérdida, minimizando su impacto o buscando recuperar lo perdido, lo que refuerza el ciclo del juego.
- Los motivos para jugar pueden cambiar con el tiempo. Lo que comienza como una actividad recreativa puede convertirse en una forma de evitar la angustia, reducir la ansiedad o intentar recuperar dinero perdido.
- Las dificultades emocionales preexistentes, como la ansiedad o la depresión, aumentan el riesgo de recurrir al juego. En estos casos, se puede usar el juego como un mecanismo de escape o evasión.
- En la adolescencia, la búsqueda de sensaciones y adrenalina es especialmente intensa. Esto favorece la atracción hacia experiencias de alto riesgo, como las apuestas y los juegos de azar.
- La impulsividad, característica de esta etapa, dificulta el autocontrol. Esto puede llevar a tomar decisiones sin valorar las consecuencias y a una mayor vulnerabilidad frente al juego compulsivo.
Estrategias para acompañar a tu hijo o hija ante esta situación
Si sospechas que tu hijo o hija está desarrollando una relación problemática con el juego, aquí tienes algunas recomendaciones para abordar la situación:
- Observa sus emociones y estados de ánimo. Identificar qué siente puede ayudarte a comprender mejor su situación y detectar señales de alerta.
- Fomenta espacios de diálogo sobre emociones. Compartir tus propias emociones puede facilitar que él o ella también lo haga.
- Acércales a actividades alternativas que le proporcionen bienestar. Es fundamental que tenga espacios donde pueda canalizar sus emociones de forma saludable.
- Recuerda que una buena regulación emocional es un factor de protección. Muchas conductas adictivas surgen como respuesta a carencias emocionales.
- Si detectas un problema, busca el momento adecuado para hablar y ofrecer apoyo. Acompáñale en el proceso y, si es necesario, busca ayuda profesional.
El acompañamiento familiar es clave en la prevención de problemas con el juego de azar. La comunicación, la empatía y el acceso a alternativas saludables pueden marcar la diferencia.
Pilar Coello
Psicóloga y Orientadora Familiar del Servicio PAD