Los adolescentes y jóvenes salen, ven la tele, quedan con sus amigas, juegan a la Play, acuden a actividades extraescolares, hacen deporte, van al cine… y muchas cosas más, pero llega un momento, en el que no tienen nada qué hacer, y empiezan a decir:
‘Me aburro’…
¿Aburrirse?… ,La mayoría de las personas hemos vivido momentos en los que no pudimos encontrar nada satisfactorio para hacer y sentirnos aburridas e incluso, a veces, aburrirnos de estar aburridas. Sin embargo, el aburrimiento hoy parece estar prohibido.
Si te aburres es porque quieres, ¡hay tanta oferta y tantas cosas que hacer! Que algo debes estar haciendo mal si desaprovechas de esa manera algo tan valioso: tu tiempo. Tenemos tantas alternativas para pasar nuestro tiempo libre que ni siquiera deberíamos saber a qué se parece el aburrimiento. Sin embargo, el aburrimiento parece ir en aumento, y cuanta más estimulación recibimos, más deseamos.
Hoy en día, nos transmiten la idea de que es necesario estar haciendo algo constantemente, aburrirse parece no estar bien visto e implica perder el tiempo, vaguear, no hacer nada y, además, el sentirnos estar a solas con nosotros mismos tampoco nos gusta, por ello cuando llega el aburrimiento, enseguida hacemos lo que sea necesario para alejarlo lo antes posible “sumergiéndonos” en alguna actividad.
Pero el aburrimiento en sí mismo no es necesariamente malo. Todos, niños y niñas, adolescentes, jóvenes y adultos, lo vivenciamos e, incluso, en muchos casos, lo disfrutamos. El problema llega cuando el “me aburro” se convierte en una frase que el adolescente/joven repite, cuando su aburrimiento se prolonga horas y horas, cuando se le proponen actividades y pasa de ellas, cuando la apatía interfiere en su vida…
Influyen muchos factores en el hecho de que los adolescentes sean presa fácil del aburrimiento. ¿Por qué se aburren?:
- El exceso. La abundancia, el poseer muchas cosas, hace que pierdan valor y, por ende, que no las aprecien. Si la necesidad agudiza el ingenio, la saturación lo adormece.
- La falta de tiempo para el ocio inactivo. La tendencia de hoy en día es llenar a nuestros hijos de cosas y de actividades. Pocos son los momentos en que los padres/madres toleran «no hacer nada» y, por eso, crecen sin sentir ningún momento vacío.
- La presión de los padres y madres. Si una adolescente está tumbada en su cama mirando al techo y pensando en sus cosas o tirado en el sofá… ¿por qué no dejarle un rato ocupado en sus “cosas” , en cambio tiende a “empujarle” a «hacer algo».
- El alto nivel de estimulación hace que cada vez se necesite más acción. Están en una etapa de descubrimiento, de experimentar y descubrir sensaciones y vivencias nuevas, y viven a un ritmo acelerado, tanto, que casi que no soportan estar aburridos.
Bien es cierto que es necesario tener cosas que hacer, pero también es necesario aburrirse. Aburrirse tiene sus beneficios y necesitamos despejarnos y sentir el aburrimiento de vez en cuando. La clave está en encontrar el equilibrio. El aburrimiento ocasional puede ser beneficioso y positivo:
¿Cuáles son sus beneficios?:
- Aburrirse implica que se tiene tiempo libre, tiempo propio.
- Permite descansar de la constante sobre estimulación de nuestra vida diaria.
- Es un catalizador para el humor y la diversión.
- Fomenta pensar, la reflexión y la inspiración.
- Puede ser un incentivo para disparar la creatividad.
- Fomenta el desarrollo interior y promueve el autoconocimiento, permitiéndonos conectar con nosotros mismos. Es una excelente herramienta para encontrarnos.
- Puede ser el paso previo a un momento de transición, de cambio de rumbo.
- Proporciona desconexión y descanso, tan necesario…
Podemos buscar alternativas para combatir el aburrimiento. ¡Claro! Uno puede buscar sus propias distracciones y hacerlo puede ser productivo, pero la búsqueda de alternativas puede ser problemático ya que en ocasiones la frustración que genera la apatía puede dar lugar a ideas y actividades poco adecuadas: pudiendo comer en exceso, beber demasiado, jugar en exceso, comprar compulsivamente o incluso consumir sustancias para experimentar la distracción que buscan.
El aburrimiento es una válvula de escape para todos y especialmente para nuestros hijos. Hay que enseñarles y dotarles de herramientas para que cuando se sientan aburridos, no intenten escapar de esa sensación refugiándose en la televisión, los videojuegos o incluso en el consumo de alcohol u otras drogas…, simplemente que aprendan a disfrutar de ella.
Por tanto, la solución al “problema del aburrimiento” no es evitarlo, sino potenciarlo. Tenemos que concedernos y conceder a nuestros hijos espacios de tiempo para el aburrimiento, abrazándolo y valorando positivamente el tiempo de inactividad, reconduciendo la situación para que el aburrimiento sea el motor de nuevas actividades.
El secreto está en saber dirigirlos/as y enseñarles a gestionar su tiempo, dejando un espacio para “aburrirse”. Hay que enseñar a nuestros hijos e hijas a organizar su tiempo para no hacer nada también, a reservarse un espacio para tener tiempo no productivo pero libre, para reír, pensar, crear, descansar e incluso holgazanear en el sofá. Del aburrimiento se aprende.
Es importante hacerles saber que hay un tiempo para todo, incluso para no hacer nada.
Y recuerda, si no puedes hacerlo solo o sola, en Servicio PAD, prevenimos y tratamos las adicciones en adolescentes y jóvenes del consumo de alcohol y/u otras drogas, del uso abusivo de la tecnología o con riesgos o problemas asociados al juego de azar.
¡Llámanos! 699 480 480
Rocío Rísquez Delgado
Pedagoga y Coordinadora SPS Equipo Servicio PAD