El consumo de psicofármacos sin prescripción médica por parte de la población adolescente y joven representa un fenómeno que se está desarrollando con fuerza en los ultimamos años y que es importante no dejarlo pasar sin prestarle la atención que se merece y fomentar una reflexión al respecto.

¿Qué entendemos por psicofármacos y por qué nos preocupa a los profesionales?

Psicofármacos son aquellas sustancias químicas que actúan sobre el sistema nervioso central (cerebro) y que se utilizan para el tratamiento de los trastornos de salud mental. Los psicofármacos producen una serie de efectos sobre el individuo y a la larga pueden provocar adicción. 

Estos fármacos de manera habitual suelen ir acompañados de su correspondiente prescripción médica, pero se está comprobando a través de las encuestas que se realizan a los menores en edades escolares, que su uso, tanto con prescripción médica como sin ella, está aumentando de forma significativa.

Según se puede apreciar en los datos obtenidos en la Encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES) del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones. Informe 2022: «El consumo de psicofármacos muestra una tendencia al alza en el tramo de edad comprendido entre los 14 y 18 años.» Y según reflejan los datos aparecidos en esta encuesta se ha pasado del consumo en las categorías:

 – Prevalencia del consumo alguna vez en la vida, de estas sustancias tanto con o sin receta de un 6,9% en el año 1994 a un 19,6% en el año 2021.

– Prevalencia de consumo en los últimos 12 meses, se ha pasado del año 2006 con un 7,4% a un porcentaje de 13,6% en el año 2021.

– Prevalencia de consumo en los últimos 30 días, se ha pasado de un 3,6% en el año 2006 a un porcentaje del 7,5% en el año 2021

– Prevalencia de consumo diario en los últimos 30 días, se ha pasado de un 0,4 en el año 2006 a un porcentaje del 3,7 en el año 2021.

En relación con la población adolescente y joven y debido a la influencia de multitud de factores como ha sido la pandemia por COVID19, se puede establecer que en este núcleo de población el consumo de este tipo de sustancias se ha ido incrementando, asociándolo al alivio del malestar tanto físico como psicológico. Con especial importancia se observa el consumo sin prescripción médica y también el consumo bajo el formato “Party-farma”, en cuyo caso cada persona aporta al grupo los psicofármacos que tiene disponibles y se consumen en una mezcla de todo lo aportado y de manera aleatoria.

Desde el ámbito de la familia podemos intervenir desde el primer momento para establecer pautas que nos sirvan como elementos preventivos.

Uno de los pasos que podemos dar en esta labor preventiva es desmontar las ideas erróneas que muchas veces pueden surgir alrededor de estas sustancias y de su consumo, como, por ejemplo:

“No se considera una droga”. Al ser un medicamento y tener una función relacionada con la salud no se asocia con una droga. Como ya hemos comentado estos fármacos tienen la capacidad de alterar el sistema nervioso central. Lo importante en estos casos es establecer con claridad cuál es la prescripción médica y la importancia del control y de la supervisión facultativa pertinente. Si no se utiliza de esta manera y se busca otros efectos diferentes, entonces estaríamos hablando de un uso problemático de una droga con los riesgos que eso conlleva.

“No tienen en cuenta su uso y la necesidad de prescripción médica”. Pueden llegar a asociar el hecho de que al ser un medicamento su consuno no comporta ningún riesgo. Es importante resaltar que la prescripción médica está establecida para cada persona con sus características concretas, con una demanda específica y esto supone que su utilización no es generalizable para cualquier otra persona.

“Generalizan el beneficio en otras personas”. Se puede llegar a entender que, si a esta persona le está sentando bien, porque a mí no lo va a hacer también. El uso sin prescripción y seguimiento médico puede resultar peligroso y llegar a generar una adicción.

Además, desde la familia podemos contribuir actuando:

– Informándonos y hablando específicamente de las consecuencias del consumo.

– Desmontando mitos.

– Ser precavidos al lanzar masajes no preventivos.

– Actuando como modelo y ejemplo positivo.

 

¡En este viaje no estáis solas, las familias. Ante cualquier duda ¡Podemos ayudarte!!

Recuerda que, desde el Servicio de Prevención de Adicciones, Servicio PAD, de Madrid Salud (Ayuntamiento de Madrid), cuentas con profesionales expertos en el campo de la prevención de adicciones y en el trabajo con familias, estamos para ayudarte a resolver cualquier duda.

 

César Gil Ballesteros

Psicólogo y Orientador Familiar del Servicio PAD