‘Ir a tomar algo’ es la clásica expresión que utilizamos en Madrid para quedar con alguien, y ese ‘tomar algo’ incluye bebida y tapa. ¡Qué ricas tapas tenemos en esta ciudad! Cualquiera puede decirte dónde encontrar la mejor tapa de tortilla, o de croquetas, y, con suerte, te enteras dónde sirven las mejores bravas del barrio. Ya es un clásico el bocadillo de calamares o la tajada de bacalao… Las tapas sirven para acompañar a una bebida, casi siempre alcohólica: cerveza, vino o vermut. ¡Ay el vermut de grifo! o ¡cómo tiran las cañas aquí!

Esta forma de quedar es un rito de personas adultas. Así llenamos los bares y las terrazas y así nos relacionamos y conversamos mientras tomamos algo. Pero… ¿y la gente menuda? ¿Cómo hace para quedar? ¿Cómo deja los usos de la infancia para adentrarse en la adolescencia y llegar a ser mayor? Está claro que en grupo con otras personas de su edad. Adolescentes a quienes la ropa y costumbres infantiles han dejado de gustarles, que ven claro su horizonte, que quieren llegar a ser personas adultas, y para serlo comienzan a comportarse como tales. ¿Qué hacen para ver a su gente? Pues tienen su propio rito: con un ágil movimiento de pulgares sobre la pantalla, quedan a través del guasap. Se citan en las inmediaciones del parque, en unos bancos o en un trozo de pradera en la que sentarse. Alguien se encarga de comprar bebida y comida, pues saben que tomar algo incluye beber y comer. Comer y beber es una pauta cultural aprendida y heredada de sus mayores.

Mucho aire y poca ‘chicha’

La dificultad aparece cuando esa pauta de tomar algo se traslada a las personas más jóvenes, que no andan en general sobradas de dinero y que tienen que rentabilizar al máximo los euros que les dan en casa. La inversión económica en bebida supera a de la comida, también en volumen dentro de la bolsa verde: varias botellas y una o dos bolsas de ‘snacks’ con mucho aire y poca ‘chicha’. No escogen el vino de la pizarra de la vinoteca o la cerveza en la carta de artesanas, sino que compran en una tienda cercana alcohol y ganchitos a precio de viernes tarde. Después, el rito continúa con besos protocolarios en la mejilla y se dirigen en grupo al sitio escogido para pasar un buen rato.

Si es la primera vez, no suelen reparar en que un puñado de palomitas no basta para aminorar la absorción masiva de alcohol, ni que deben esperar veinte minutos para valorar si es necesario beber más para mantener el “puntito” de intoxicación que permite cierta desinhibición, o por el contrario hay que pedir otra de bravas porque “hay que ver como pega este vermut”.

#AcciónBotellón

Necesitan que les cuiden, que les expliquen que hay que beber despacio, que hay que comer algo más, que además hay bebidas sin alcohol, y que en caso de peligro hay que contactar con el SAMUR en el 112. Esto es lo que hace #AcciónBotellón, el Programa del Ayuntamiento de Madrid presente en las fiestas de Madrid en la que suele haber botellón.

Cierto es que es mejor que las personas adultas les expliquemos una y mil veces que hasta los 21 años no tienen el cuerpo preparado para metabolizar alcohol, que existe otro ocio además del de ‘ir a tomar algo’, que salir bien cenado previene un posible coma etílico… Hay tantas otras cosas que en familia y en clase podemos contarles, tenemos tanta tarea… En todo caso, desde el Ayuntamiento insistiremos en intervenir para reducir los riesgos asociados al consumo.

Y recuerda, si no puedes hacerlo solo o sola, en Servicio PAD, prevenimos y tratamos las adicciones en adolescentes y jóvenes del consumo de alcohol y/u otras drogas,  del uso abusivo de la tecnología o con riesgos o problemas asociados al juego de azar.
¡Llámanos! 699 480 480

Carlos Mora

Asesor Técnico del Departamento de Prevención de Adicciones