Está proliferando en los últimos años una serie de videojuegos que llama la atención  por su mecánica de progresión y por el tipo de negocio de las compañías que los comercializan.

Hasta hace poco, nos encontrábamos con dos tipos principalmente de videojuegos. Por un lado, los juegos en los que el usuario juega de manera individual, offline (fuera de red),  ya sea porque los compras para tu dispositivo portátil mobile (Play Station, Wii, Gameboy, etc.) o porque te los descargas para instalar en el ordenador. Aunque algunos de ellos, también permiten la opción online, en la que se puede jugar con otras personas. Por tanto, este tipo de videojuegos normalmente requieren de una inversión única (lo pagas al comprarlos), con alguna más posterior quizá por actualizaciones, pero sin ser continuada en el tiempo. Y por otro lado, nos encontramos con un tipo de videojuegos que sólo ofrecen la posibilidad de multi jugador. En este tipo de gamificación, el sistema de pago se puede hacer de diferentes maneras: o bien pagar una cuota mensual, o gratuitos, sin cuota mensual, pero si el jugador quiere mejoras para su personaje o desbloquear contenido, tiene que hacer un desembolso económico a través de micropagos.

Ahora se está desarrollando un modelo nuevo que denominamos ‘híbrido’, en cuanto a la forma en la que las grandes empresas creadoras de éstos generan sus ingresos, y cada vez aumenta más el volumen de su comercialización. El usuario que compra el videojuego hace una inversión económica inicial, normalmente el coste del producto, pero luego, en el desarrollo de la historia, el jugador tiene a su disposición la realización, mediante ‘micropagos’, de un sin fin de acciones para conseguir los llamados ‘cofres o cajas de botín’, con las que consigue, de manera aleatoria, mejorar su personaje, modificarlo o desbloquear un contenido nuevo. Dichas ‘mejoras’ también se podrían obtener de manera gratuita, pero dedicándole muchísimas más horas al juego. El quid de la cuestión es que, quien hace un desembolso importante con esos micropagos en alguno de los juegos, tiene más facilidades de finalizarlo, por tanto, la inclusión del azar en esas ‘cajas o cofres’ en videojuegos destinados a un público joven y/o adolescente es lo que nos llama la atención, pues constituye un cambio cualitativo considerable.

Haciendo cálculos, en algunos de estos juegos, si el usuario quiere conseguir todas las opciones posibles necesitaría gastar más de 2.000€, o bien dedicar unas 4.000 horas a la realización total de las acciones que nos pide la mecánica del juego en sí, para no pagar. Estamos ente lo que se llama un “Pay to win” (paga para ganar).

Las normas de acceso deberían ser revisadas, y también la responsabilidad de las corporaciones, con una incitación mucho más ajustada y limitada para proteger a los menores (Código PEGI).

Desgraciadamente, los cambios normativos necesarios suelen ir por detrás de las estrategias empresariales. Ya se han empezado a estudiar los contenidos de estas cajas o cofres que se consiguen con los micropagos para prevenir, dada la inclusión del azar en ellas, un posible aumento de casos de adicción a videojuegos.

Los adultos somos responsables de la educación de los y las menores y, por tanto, debemos conocer bien no sólo el contenido del videojuego, sino cómo es el desarrollo del mismo mientras se juega. Por el momento, es la mejor manera de evitar posibles ‘enganches’ muy perjudiciales para la salud y la economía de la familia.

Y recuerda, si no puedes hacerlo solo o sola, en Servicio PAD, prevenimos y tratamos las adicciones en adolescentes y jóvenes del consumo de alcohol y/u otras drogas,  del uso abusivo de la tecnología o con riesgos o problemas asociados al juego de azar.
¡Llámanos! 699 480 480

 

Rafael Nicolás Elvira Fernández

Enfermero CAD de Tetuán