Hoy me propongo reflexionar y os invito a hacer lo mismo sobre lo que vemos en todas partes del mundo con adolescentes y  jóvenes en los espacios de ocio: los botellones. ¿Quizá su único ocio sea beber alcohol y/o consumir otras drogas? ¿No entienden las recomendaciones de salud pública? ¿Viven ajenos a las consecuencias de sus actos? ¿Qué ha ocurrido estos meses en sus cabezas para que durante mucho tiempo hayamos visto imágenes de jóvenes y adolescentes realizando conductas de riesgo?

Inevitablemente pienso en el cansancio acumulado de las personas ante las medidas restrictivas, pienso en el proceso adolescente, en el sentimiento de invulnerabilidad, en la falta de percepción de riesgo, en la inmadurez, pero, quizá, en estos tiempos más que nunca, la reflexión me lleva a pensar en la poca importancia que le hemos dado como sociedad durante años al consumo de alcohol por parte de los jóvenes.

En este sentido, creo que hemos convertido lo habitual en normal, hemos visto cómo la población adolescente quedaba los fines de semana con sus amistades y tácitamente hemos callado mientras “no llegaran a casa muy mal”. Y si lo hacían, si llegaban a casa con signos claros de haber consumido alcohol, la propia sociedad nos ha hecho convencernos de que “son cosas de jóvenes”…

¿Está la situación del consumo de alcohol peor ahora que antes? ¿Podemos decir que son consecuencias de las restricciones? Yo creo que no.

Por un lado, nos hemos conformado con que el alcohol se introdujera en el ocio de jóvenes y adolescentes. Y por otro, creo que en gran medida se ha dado por válido que las personas consumen alcohol como liberador de estrés. Todo esto, sin tener en cuenta las consecuencias a medio y largo plazo que tiene para la población joven.

Entonces, ¿qué podemos hacer la familia ante esta situación?

  • Reflexionar sobre el consumo de alcohol en la sociedad y en nuestro propio entorno.
  • Dar prioridad a la salud y transmitírselo a los y las jóvenes sin ambigüedad. El consumo de alcohol en adolescentes y jóvenes tiene consecuencias negativas a nivel físico, emocional y de desarrollo personal  SIEMPRE, ya sea en las fiestas del pueblo, en navidades o cuando se consume a las 08.00 de la mañana.
  • Procurar no dejarse llevar por los mandatos de la sociedad de consumo. ¿Brindaremos sin alcohol estas navidades?

Y vosotros, ¿qué pensáis? ¿Qué otras maneras de liberar estrés tenéis como adultos y adultas? ¿De qué manera somos capaces de enseñar a adolescentes y las personas jóvenes fórmulas liberadoras de estrés alejadas del consumo? ¿Os encontráis en esta situación? ¿Se ha agravado en estos meses?

 

Y si veis que no podéis hacerlo solos o solas, desde Servicio PAD podemos ayudaros! Llamadnos al 699 480 480 o mandadnos un mail a prevenciónadicciones@madrid.es

 

Carolina del Pozo

Psicóloga y Orientadora Familiar del Servicio PAD