En 2017 saltó a los medios de comunicación una noticia de impacto mundial: más de 130 adolescentes, de entre 12 y 20 años, habían fallecido en Rusia en sólo dos años debido a un juego que circulaba en una red social. Parece la trama de una película de terror pero es real: se conoce como la “Ballena azul”.

El mayor riesgo de estos juegos, tanto el de la “Ballena azul”, como el “Ab Crak”,  que induce a los/las jóvenes a la anorexia, o el “Ice and Salt Challenge”, que ha provocado que varios adolescentes ingresen en hospitales con quemaduras de segundo y tercer grado, es que se difunden por la red. Es decir, tienen su modus operandi on line y no presentan a priori barreras geográficas ni de pertenencia a ninguna comunidad cerrada o grupo de referencia. Por tanto, se accede a ellos muy fácilmente.

¿Qué retos proponen?

Otro de los aspectos llamativos es la cantidad de adolescentes que se interesan sobre los mismos al enterarse de la morbosidad o crueldad de sus contenidos. El que más ha trascendido, precisamente por lo macabro, ha sido el de la “Ballena azul”.  Consiste en 50  retos que tienen que ir superando. Uno es mantenerse desaparecido 48 horas sin dar ningún tipo de referencia a nadie ni sobre el motivo ni el paradero. Todos los retos atentan contra la integridad del/la adolescente: no comer, no dormir, hacerse cortes en los brazos… siendo el suicidio el último de ellos.

El “Ab Crak” invita a los/las jóvenes a crear una hendidura que separe el abdomen desde el centro del pecho, lo que se consigue a través de una estrictísima dieta alimenticia y un régimen de actividad física descontrolada.

Respecto al “Ice and Salt Challenge”, es antiguo y parte de youtube en 2010, ya que hay constancia de ingresos tanto en Inglaterra como en EEUU, y en España se ha llegado a sospechar alguna intervención en hospitales. El juego consiste en provocarse lesiones, ponerles sal y producir quemaduras al colocar hielo encima de la sal. Aterrador.

Y el/la participante del “Condon challenge” tiene que meter la cabeza en un preservativo y aguantar la respiración todo lo que pueda, o taparse la cara con una almohada, o agarrar del cuello por la espalda con el brazo hasta llegar casi a la asfixia.

El último, saltó hace tan solo unos días en las noticias: jóvenes que llegaban a las urgencias de los hospitales con lesiones en la faringe y el estómago por haber «masticado bolsas de detergente», la nueva moda entre los retos…

Otros juegos que nos preocupan son los de contenido sexual, los cuáles despiertan gran interés entre los/las adolescentes. El más conocido y del que se tienen datos de su  práctica en nuestro país es el de la «Ruleta sexual o muelle», donde los/las jóvenes se reúnen y se sitúan en círculo, con el fin de practicar sexo sin control con todo tipo de intercambios y sin ningún tipo de barrera ni limite…

¿Por qué lo hacen?

¿Qué tienen en la cabeza los/las adolescentes que se enfrentan a este tipo de juegos o prácticas? ¿En qué están pensando? ¿Por qué no son conscientes de las graves consecuencias de participar en este tipo de actividades? Desgraciadamente, los/las adolescentes pueden aceptar o entrar en retos o desafíos por razones que ya conocemos, como la de demostrar que no tienen miedo, o que es el más valiente del grupo. No debemos olvidar que entre ellos/as es una característica positiva ser el/la que se atreve a todo, el/la que no tiene vergüenza o ser el/la primero/a que prueba cosas nuevas. En la adolescencia la curiosidad es tan alta como baja es la previsibilidad del peligro. Sienten una imperiosa necesidad de experimentar actividades que les resulten llamativas, bien por la misma connotación de peligro, bien por su prohibición, bien por su exigencia extrema.

La buena noticia es que no todos/as los/las adolescentes se dejan seducir por este tipo de juegos, y mucho menos que se atrevan a participar. De hecho, son los/las menos, y quienes lo hacen no suelen tener información sobre el alcance ni las consecuencias de  las actividades en las que se están metiendo.

¿A qué juegan nuestros/as hijos/as?

Debemos entender también que el riesgo no está en que utilicen las redes sociales o Internet. Este tipo de juegos peligrosos se hacen virales porque sus distribuidores buscan un nombre atractivo u otro camino para llegar a la población. La mejor prevención es fomentar la comunicación en el seno familiar; conocer la personalidad de nuestros hijos/as para valorar cuáles son sus riesgos;  incentivar alternativas de ocio saludable, y fomentar el espíritu crítico ante los contenidos que circulan por la red.

Es fundamental saber a qué juegan nuestros/as hijos/as, qué les interesa y sobre qué temas curiosean en la red para poder prevenir.

Y recuerda, si no puedes hacerlo solo o sola, en Servicio PAD, prevenimos y tratamos las adicciones en adolescentes y jóvenes del consumo de alcohol y/u otras drogas,  del uso abusivo de la tecnología o con riesgos o problemas asociados al juego de azar.
¡Llámanos! 699 480 480

María Casado

Psicóloga y Orientadora Familiar del Servicio PAD