Hoy en día se ha producido una expansión y diversificación de las plataformas en streaming donde se ofertan series, películas, documentales, etc. Ello ha generado mayor accesibilidad en los hogares donde tanto las personas jóvenes como adultas lo usan como parte de su ocio y tiempo libre.

Lo cierto es que ver series puede configurarse como una acción saludable y que se incorpora dentro de las maneras de diversión y de ocio y tiempo libre de la persona, pero puede tornarse como una dificultad si la motivación de su visionado tiene que ver con problemas en la gestión emocional y/o autocontrol. Como, por ejemplo, su uso reiterado en situaciones de ansiedad, depresión, estrés, aburrimiento, sentimientos de soledad o dificultades en la relación con otras personas.

Los y las menores y jóvenes son más vulnerables en este sentido debido a su menor capacidad de autocontrol y su reducida gestión de las emociones.

Tengamos claro que estas plataformas tienen una estructura de encadenamiento automático diseñada para que veamos un capítulo tras otro sin parar, con la capacidad de omitir los créditos de entrada y salida y así evitar la tentación de “desconectarse”. 

A esto se le suma una estrategia de marketing haciendo que coincida en viernes grandes novedades o temporadas esperadas y con ello obtener picos de popularidad en sus programas y que se transformen en tendencia, es decir, el “top de lo más visto”.

Su estructura y diseño junto con la activación cerebral de las zonas o estructuras del cerebro relacionadas con el placer hace más incontrolable ponerle freno. Cuando vemos series, películas, etc., el cerebro libera dopamina, señal química relacionada con el placer, lo que refuerza la actividad (de ver) porque el cerebro le lanza un mensaje al cuerpo de que continúe con la tarea, es decir, con seguir viendo la serie o película.

De esta forma, adolescentes y jóvenes pueden adentrarse en un hábito de BINGEWHATCHING o atracón de series, bien por la noche o por el día, donde de forma ininterrumpida visualizan capítulos de una serie durante muchas horas.

Las consecuencias del bingewhatching son numerosas:

– Físicas: dolores, de espalda, sobrepeso, y problemas de visión.

– Emocional: irascibilidad, falta de concentración y atención al no dormir lo suficiente.

– Comportamentales: dificultad para despertarse, dormirse en el centro educativo o en el trabajo, faltar o llegar tarde a compromisos y responsabilidades.

Educar en el uso de las nuevas tecnologías teniendo en cuenta las nuevas modas tiene que estar siempre presente en la dinámica familiar, por ello, desde el SERVICIO PAD os alentamos a reflexionar sobre vuestro papel y os ofrecemos una serie de pautas para contrarrestar o frenar situaciones de atracón de series, sobre todo, en población adolescente:

1. Enseñar un uso razonable poniendo límites y negociando sobre el momento apropiado para su uso. Por ejemplo, limitar en hora tope de uso (mañana o noche) o en el número de capítulos que se pueden ver en función de su duración media. Determinar si se pueden ver los fines de semana, o entre diario, o si antes o después de una actividad concreta (de estudiar, de cenar, de venir del centro educativo…).

2. Potenciar hacia otras opciones de ocio, conversando y creando espacios para hablar/experimentar el ocio, de lo que nos gusta o no, etc.

3. Evitar tener la televisión en el dormitorio o verla en la cama, para crear una asociación mental positiva entre conciliar el sueño y la cama.

4. Disminuir en las últimas horas del día o antes de acostarse la cantidad e intensidad de luz.

5. Construir momentos comunicativos para hablar de emociones, tanto generales como sobre lo que puede estar sintiendo.

Si estas pautas os generan nuevas reflexiones, nuevas inquietudes y/o dudas de cómo plantearlo o cómo ponerlo en marcha en vuestro hogar, desde el SERVICIO PAD podemos ayudaros.

Margarita Iniesta Pérez

Orientadora y psicóloga del Servicio PAD