Cuando nuestros hijos e hijas crecen pasan por diferentes etapas, y como familia, les acompañamos y crecemos en compañía. Crecer supone cambiar y adaptarse a las nuevas situaciones y momentos evolutivos.

Nosotros, como Servicio de Prevención de Adicciones, consideramos la adolescencia como un momento evolutivo importante. La persona está en pleno cambio y desde la familia en ocasiones se vive esta situación con dificultad, no “sabemos” cómo acercarnos , la comunicación ha cambiado y las formas de relación, a veces, resultan casi “imposibles”. Nuestros hijos e hijas están avanzando  hacia la madurez y la independencia y esto requiere cambios y retos.

Pero tenemos que pensar que se enfrentan al duro objetivo de encontrar el equilibrio entre la “diferenciación” y la “pertenencia”, conceptos que parecen muy opuestos pero que deben de estar presentes. Necesitan sentirse únicos y únicas, definirse, pero también  formar parte de algo, parte de sus iguales, parte de su familia. Toda persona necesita sentirse segura  y querida tal y como es…. Y en este momento de cambios, definir ¿quién eres? …. Esto supone todo un reto.

Viven por tanto muchas cosas, se exponen a situaciones nuevas, toma de decisiones, éxitos, fracasos y todo vivido con mucha intensidad, posiblemente sea la primera vez que experimentan algunas emociones y situaciones. Además, hay que sumar los cambios físicos que se producen que influyen en su forma de verse, de afrontar, de sentir…. Una montaña rusa en su día a día.

Como padres y madres vivimos todos estos cambios y, a veces, nos sentimos con las “manos atadas” ante situaciones en las que no podemos solucionar las cosas por ellos y ellas. Pero no debemos olvidar que continuamos siendo su punto de referencia, un espacio donde poder expresar, intercambiar vivencias. Como figuras de referencia tenemos la oportunidad de facilitarles criterios y conocimiento que luego puedan servirles en su toma de decisiones.

Uno de los aspectos en los que nuestro criterio y forma de transmisión de valores tiene importancia es “la salud”. Es fundamental que como figuras parentales  podamos transmitirles el valor de la salud. En relación con el consumo de sustancias, la adolescencia continúa siendo un período de riesgo para el inicio de consumos, lo que influye de manera directa en su salud, más aún cuando están en proceso de crecimiento. Debemos poner especial atención a aquellas sustancias como el alcohol que, por su situación legal puede generar el mito de que “no es algo tan dañino” y que “todo el mundo lo hace”. El alcohol es una droga más y con implicaciones sobre la salud, a lo que debemos añadir que su consumo se inicie durante el periodo de crecimiento.

Esta transmisión de valores y criterios puede resultar difícil con adolescentes, ya que en muchas ocasiones nos devuelven los clásicos ”que pesado…déjame…”,  pero no olvidemos que podemos buscar espacios apropiados, formas de comunicación que faciliten un ambiente más receptivo, ….

En fin, tal y como decíamos al principio, debemos adaptarnos a los cambios en la familia manteniéndonos en nuestro papel de educar y acompañar.

 

Y si veis que no podéis hacerlo solos o solas, desde Servicio PAD podemos ayudaros! 
Llamadnos al 699 480 480 o mandadnos un mail a prevenciónadicciones@madrid.es

 

 

María Bejarano

Psicóloga y Orientadora Familiar del Servicio PAD