Cuántas veces habré escuchado en mi consulta la recurrente afirmación de “yo controlo”. Es lo que aseguran mucho/as adolescentes y jóvenes que consumen cannabis, mientras sus familias no saben qué hacer ante semejante razonamiento, u otros del tipo “no fumo, solo lo he probado”, cuando la realidad es que llegan prácticamente todos los días a casa bajo sus efectos.

Creen, en verdad, que controlan. Necesitan creerlo. Les parece que está bien fumarse unos ‘porros’ con los amigos, echarse unas risas, desconectar cuando la vida del adolescente o joven entra en tragedia temporal, relajarse, impresionar al chico o chica de turno, rebelarse contra lo prohibido, contra la autoridad, imitar a ídolos –que ni cuestionan–, o seguir modas y atreverse a hacer  cosas que de otra forma no harían. No son conscientes de sufrir una adicción ni de tener dificultades para dejarla ni de todos los problemas asociados a  la misma.

Desde hace unos años, el consumo de cannabis ha aumentado considerablemente entre nuestro/as jóvenes, y lo ha hecho para instalarse de una manera sociabilizadora, normalizada, y ¡qué les vamos a decir! …“Si todo el mundo fuma”, “Estas anticuado”, “Esto no es peligroso”, “Yo controlo”“Lo dejo cuando quiera”. En fin, expresiones que justifican su consumo, que les permite seguir haciéndolo sin pensar en los problemas que les acarrea ni en que pueden estar iniciando una adicción que ellos mismos desconocen, porque la niegan.

¿Cuánto/as adolescentes o jóvenes fuman casi a diario y creen que todo está bien?

Es necesario analizar y observar:

  • Analizar qué significa para ellos ese “yo controlo”, de manera que puedan demostrarse a sí mism@s que no es cierto y que dejen de engañarse para tomar las necesarias cartas en el asunto, entre ellas, pedir ayuda especializada.
  • Observar qué mensajes sobre el consumo de cannabis transmite la sociedad, los medios de comunicación, los artistas, la música, etcétera, y desmontar todo lo que se les vende como normal e incluso bueno.
  • Analizar qué ámbitos de sus vidas (escolar, personal, familiar, relacional, de ocio saludable) han modificado desde que empezaron a decir “yo controlo”, y si ese cambio ha sido para peor. Investigar sobre la motivación real de cambio, si ha empeorado o ha habido alguna pérdida, en algún ámbito.
  • Analizar con ello/as el proceso de tolerancia que conlleva cualquier droga consumida habitualmente en el organismo para que observen que cada vez más cantidad y/o menor frecuencia para provocar el mismo efecto del principio.
  • Hacerles ver el efecto silencioso de las drogas, y cómo éstas pueden estar mermando sus capacidades para afrontar los diferentes retos cotidianos de la vida sin que se den cuenta.

En resumen, como padres y madres debemos hacer un análisis crítico y reflexivo con ellos/as ante ese “yo controlo” e irles dotando de herramientas, valores, resistencia a la frustración, capacidad de análisis y toma de decisiones, fuerza de voluntad, etcétera.  Dotarles de ese equipaje tan necesario para poder ser diferente entre la ‘normalidad’.

¿Crees que ese “yo controlo” puede ser un indicativo para tener que revisar ciertas áreas de la vida?

Y recuerda, si no puedes hacerlo solo o sola, en Servicio PAD, prevenimos y tratamos las adicciones en adolescentes y jóvenes del consumo de alcohol y/u otras drogas,  del uso abusivo de la tecnología o con riesgos o problemas asociados al juego de azar.
¡Llámanos! 699 480 480

Laura González Torija

Psicóloga y Orientadora Familiar

Servicio de Prevención de Adicciones