La adolescencia es una etapa clave dentro del proceso de desarrollo de las personas que se caracteriza por cambios vitales que son esenciales en el devenir de la estructuración de la personalidad propia de cada individuo. En este recorrido de la infancia a la edad adulta, las personas se enfrentan a diversas situaciones en las que, según las características de las personas, de su entorno social, de las circunstancias familiares, se pueden llegar a correr riesgos relacionados con ciertas conductas, como puede ser los juegos de azar, el consumo de sustancias o el mal uso de internet y todas sus aplicaciones. Llevadas a su máxima expresión, incluso pueden hacer posible el desarrollo de una conducta adictiva y más específicamente con un tema que nos preocupa especialmente a día de hoy como es el Trastorno por Juego de Azar en sus múltiples versiones (apuestas deportivas, bingo, póker online, casino, tragaperras, etc.).

Partimos de la base que no todas las personas somos iguales y que hay una gran variabilidad en el desarrollo y las circunstancias personales, además de que el proceso de la adolescencia no tiene que ser necesariamente un proceso conflictivo en sí mismo. Entendemos que algunas características específicas relevantes para el tema aquí propuesto podrían ser:

1) La apertura a la experiencia de adolescentes y jóvenes, es un factor de riesgo para probar cosas nuevas. Es una puerta que se puede abrir a la hora de incorporar nuevos repertorios conductuales a nuestro bagaje personal.

2) Inmadurez en los sistemas neurocognitivos de control. Según van madurando estos sistemas, podemos ser capaces de valorar las consecuencias a corto, medio y largo plazo de nuestros actos y no dejarnos llevar por la impulsividad del momento presente.

3) Durante la adolescencia se producen actitudes y lazos afectivos muy fuertes con algunas experiencias y situaciones, que luego perduran durante la edad adulta. Es decir, si se asocia en la adolescencia a los juegos de azar con experiencia de diversión o con figuras relevantes, puede quedar marcada como una experiencia que se recuerde con satisfacción en la edad adulta.

4) El grupo de iguales cobra una gran importancia por lo que se pueden dejar influenciar en su manera de actuar por conseguir la deseabilidad social de pertenencia a esos grupos.

5) Este periodo también se caracteriza por ser una etapa en la que la influencia y la impresionabilidad es muy alta y ciertos tipos de mensajes por su forma, por su contenido por los iconos o referentes para el adolescente pueden llegar a marcarle de una manera muy intensa.

Conociendo y teniendo presente algunas de estas características específicas de la adolescencia que acabamos de ver, en el Servicio de Orientación Familiar y en la familia nos preguntamos:

¿Qué podemos hacer?

Desde el papel privilegiado que supone el vínculo familiar, la convivencia diaria y los lazos afectivos estamos en disposición de anticiparnos al desarrollo de conductas problemáticas en relación con los juegos de azar y fomentar conductas saludables. En una palabra, podemos prevenir, basándonos en tres elementos fundamentales:

1) Información.

2) Observación.

3) Supervisión.

El periodo adolescente es una etapa vital apasionante lleno de aprendizajes y experiencias en donde se pueden ir construyendo los cimientos de la futura personalidad adulta. Con sus enormes potenciales y también con sus posibles riesgos intrínsecos que pueden derivar hacia la aparición de conductas problemáticas. Desde la familia favoreciendo un desarrollo saludable con afecto, con dialogo y supervisión se puede ayudar a que esta etapa sea una etapa de crecimiento positivo. Y si se detectaran señales de posibles dificultades con los juegos de azar, no hay que dudar en actuar lo antes posible. Recabando información de expertos en el tema y poniéndose en contacto con nuestro servicio.

Desde el Servicio de Prevención de Adicciones, ¡Podemos ayudarte!

César Gil Ballesteros

Psicólogo y Orientador Familiar del Servicio PAD