Vivimos en una sociedad donde tenemos información sobre todo, en la que cualquier duda o cuestión que nos planteemos puede ser buscada de manera inmediata y recibir infinidad de respuestas desde muy diversas perspectivas, teorías, opiniones…. mucha ,mucha,  información. 

Tenemos que saber de todo, lo que supone una exigencia en cualquier papel en el que nos encontremos (padre, madre, hijo, hija, compañero, vecino…). Nos ofrecen la posibilidad de “especializarnos” en todos y cada uno de los aspectos que se nos puedan ocurrir. 

Lo que dentro de esta marabunta de información (infoxicación) no queda claro es el criterio sobre qué información es importante y para qué, cuál es relevante y para qué momento, cuál es interesante, cuál es fundamental, incluso, cuál es verídica y cuál no…. Entre tanta información, a veces, no da tiempo a generar una reflexión crítica sobre qué quiero saber, por qué, en qué medida es necesario que conozca algunos aspectos más en profundidad, si la información a la que accedo tiene criterio, quien la ha publicado, cuánta fiabilidad tiene…. En fin, decidir qué quiero saber y cómo lo quiero hacer, cuando pongamos lo que pongamos en un buscador genera miles de resultados diferentes… y no tenemos tiempo porque, recordad…. parece que «tenemos que saber y ser expertos y expertas en muchas cosas».  

Respecto a este planteamiento y desde el trabajo dirigido a la prevención de adicciones, una de las dificultades que plantea el uso de las tecnologías tiene que ver con las limitaciones que implica en la práctica del esfuerzo, el posponer, el tiempo dedicado a la reflexión para la toma de decisiones, la capacidad crítica para enfrentarse a informaciones que están publicadas sin filtro y sin supervisión en muchos de los casos. 

La adolescencia es un periodo de desarrollo y este momento evolutivo es importante para el trabajo y desarrollo de todas estas habilidades. Quieren las cosas aquí y ahora, fáciles, sin esfuerzo y con suficiente estimulación para no necesitar poner de su parte, pero para un desarrollo saludable necesitamos que generen capacidad crítica, que practiquen la toma de decisiones, que comiencen a poder manejarse en aspectos que tendrán repercusiones a largo plazo, gestión emocional y afectiva, gestión de responsabilidades…. Tiempo, esfuerzo, frustración….

¿QUIERE ESTO DECIR QUE LAS TECNOLOGÍAS SON PERJUDICIALES? NO.

– Quizá no necesitemos memorizar información porque podemos acceder a ella de manera rápida, diferente, pero no podemos olvidar que muchos aspectos, información y experiencias de la vida de las personas no se encuentra en un buscador de internet.  

– Quizá las relaciones virtuales sean una forma conocer, trabajar, compartir… Pero, sin duda, las relaciones cara a cara, en persona son necesarias, fundamentales, y positivas para un desarrollo saludable.

– Quizá los juegos y actividades lúdicas a través de las pantallas sean una gran forma de diversión, pero no deben ser la única. La práctica de ocio y el disfrute del tiempo libre es un aspecto fundamental y cuanto más variado más nos aporta física y psíquicamente.

Como padres y madres formamos parte de esta sociedad y estamos implicados de manera individual en estas nuevas formas de acceso a la información, tenemos que abordar esa reflexión sobre la información que recibimos… pero también tenemos la responsabilidad de educar y fomentar el desarrollo saludable de nuestros hijos e hijas, facilitar las estrategias que les permitan desarrollar todo aquello que internet no puede hacer. Acompañarles, ayudarles a que puedan tomar sus propias decisiones, ser un espacio seguro que facilite la comunicación, expresión y gestión emocional, promover el ocio variado, transmitir valores que ayudarán en esa capacidad crítica. 

  A veces no resulta fácil, a veces no tenemos claro cómo hacerlo, a veces sentimos que lo que hacemos no está sirviendo, no somos especialistas en todos y cada uno de los retos que puede plantear la educación de los hijos y las hijas…. Desde el Servicio de Orientación Familiar trabajamos con padres y madres en prevención de adicciones, aportando estrategias y orientación para la educación en el uso adecuado de las TIC y apoyar en la tarea, no siempre fácil, que es la educación para un desarrollo saludable.

María Bejarano 

Psicóloga y Orientadora Familiar del Servicio PAD