Las tecnologías entraron con fuerza en los hogares, especialmente en la vida de las personas adolescentes y jóvenes, fruto de la etapa vivida la Pandemia. Derivada de dicha situación, en el Servicio PAD se produjo un aumento de demandas, especialmente por parte de las familias y otros adultos de referencia, de orientación y atención por uso abusivo de “pantallas”, ya que sus hijos e hijas pasaron muchas horas delante de ellas.

¿Quién no hizo videollamadas? ¿No siguió a “influencers” haciendo actividades deportivas? ¿No buscó un plan frente al aburrimiento? O ¿no las usó como canal de comunicación a sus iguales? Se usaron para comunicarse, recibir clases online, preparar exámenes, o para disfrutar de alternativas de ocio online. Se vio cómo la actitud de cara a su gestión del tiempo se modificaba y apenas parecía existir un fino hilo entre desayunar, estudiar, estar en familia, hacer actividades, dormir… Como si se tratase de un espacio temporal continuo donde no hubo barreras ni límites. El estado de ánimo, se volvía algo más apático, el cansancio mental se hizo más patente, y se observó cómo preferían estar horas delante de una pantalla en su habitación, lo que en muchos casos derivó en un incremento de esa inmensa disponibilidad virtual, “asomados a esta ventana”, conectándose con amistades online o en soledad “no deseada” y alejados del cara a cara y del contacto con la realidad.

Y en este tiempo “excepcional” se dio una adaptación mutua. Por un lado, aún con las restricciones de aforo y los constantes cambios de normativa sanitaria, las entidades y recursos que trabajaban y trabajan con la juventud en el ocio y tiempo libre demostraron grandes dotes de ingenio y adaptación, reinventándose para estar al lado de nuestras personas adolescentes y jóvenes. Reflejo de ello fue la variedad de propuestas e ideas interesantes online a prueba de todos los gustos e intereses. Y por otra, a las propias personas adolescentes y jóvenes, con necesidad de vivir, descubrir, disfrutar, compartir, vivenciar… no les quedó otra que readaptase y buscar cómo aprovechar su tiempo usando otras formas de ocio.

Aunque hace ya algún tiempo que superamos esa etapa, plataformas como Twitch, Tiktok, Whatsapp, o los juegos online, han influido en el modo de vida de muchos de los/las jóvenes. Observamos que, en ocasiones, se han quedado “estancados” haciendo uso de las redes o navegando por internet como único medio de socialización, dedicándole horas y horas, en muchos casos y restándole a su vida (familia, amistades, estudios, hobbies y a otras formas de ocio saludables), sin recuperar, (quiénes lo tenían antes de la pandemia) sus espacios de ocio saludables. En algunos casos, se ha amedrentado la apatía y el sentido de exploración real, perdiendo interés por la realidad, salidas a la naturaleza, quedar cara a cara con las amistades del barrio, dejando de lado sus hobbies, olvidando el deporte, no compartiendo ocio con sus familias… 

Por ello, poniendo el foco en la prevención de los riesgos y posible desarrollo de una conducta adictiva,  uno de los objetivos es que los/las jóvenes comprendan y se conciencien, que existen otras formas saludables de disponer de su tiempo de ocio, cómo y cuándo quiera cada persona. ¡Las alternativas de ocio existen y son variadas!

Pero, ¡ojo! No todo el ocio es saludable

Reducir tu ocio a pasarlo con tus iguales bebiendo o fumando porros en el parque o, reducirlo únicamente a partidas infinitas e interminables de videojuegos en casa tras la pantalla o,  pasarlo en un local de apuestas, como “lugar de ocio de moda” jugando y perdiéndote, es “perjudicial” y, sin duda, te resta. A veces, encontramos ciertas dificultades por escoger alternativas de ocio saludable que comportan, como consecuencia, un incremento en el consumo de alcohol y/u otras drogas, uso abusivo de pantallas o  jugársela en los locales de apuestas, ejes que vertebran su tiempo libre. 

En los adolescentes y jóvenes, el uso del tiempo libre tiene mucha influencia con el desarrollo de su identidad ya que en él intercambian normas, valores y conductas lejos de la supervisión de los adultos de referencia, pero también es en este espacio de ocio donde suelen producirse algunas conductas de riesgo, sobre todo con respecto al consumo de sustancias y el mal uso o uso abusivo de las pantallas. Por tanto, el tipo de ocio que tengan puede ser en sí mismo un factor de riesgo o de protección para el desarrollo de conductas problemáticas. 

Disfrutar del tiempo libre de forma saludable es una fuente preventiva y de escape, una herramienta frente a la prevención de adicciones. Tener alternativas saludables de ocio y tiempo libre, es una muleta para todos los jóvenes.

En una ciudad como Madrid, la oferta es variada, para gustos, ¡colores! Son muchos los recursos, entidades y asociaciones con las que se trabaja de forma coordinada desde el Servicio PAD, consciente de su “valor” preventivo y de la necesidad de actuar en esta etapa de gran vulnerabilidad, ofreciendo alternativas para que aprovechen su tiempo libre con otras actividades que les reporten las sensaciones de placer, evasión y diversión que andan buscando. Conocer las ventajas de la práctica del ocio saludable contribuye entre otras cosas a:

  • Empoderar a jóvenes (a partir de mesas de juventud y espacios para jóvenes) y su vinculación al ocio alternativo y saludable.
  • Fomentar la participación juvenil en los distritos, implicándoles en la oferta de ocio alternativo saludable, su elección, implementación, desarrollo y evaluación, como espacio de prevención comunitaria que les distancie de posibles riesgos.
  • Descubrir y despertar sus talentos con actividades que verdaderamente les apasionen.
  • Motivarles para sean ellos mismos quienes elijan ocupar su tiempo libre en acciones de ocio alternativo y saludable.
  • Incidir en evitar o reducir la aparición de conductas de riesgo fomentando estilos de vida positivos y saludables.
  • Dotar a grupos de agentes de salud en prevención de herramientas necesarias desarrollando así alternativas para jóvenes realizada por los y las propias/os jóvenes.
  • Implicarse dentro de las entidades/asociaciones y recursos y sumarse “tejiendo” entre todos y todas, una red de ocio saludable en la comunidad.

Si las relaciones de riesgo, las alternativas de ocio no saludables… cumplen para las personas adolescentes y jóvenes unas determinadas funciones o aparentemente “cubren” ciertas necesidades, cabe esperar que esos usos se reduzcan o se abandonen, en la medida en que esas necesidades se puedan satisfacer de forma más saludable. El ocio es un contexto de socialización fundamental, espacio privilegiado para potenciar determinados factores de protección (adecuada autoestima, valores relacionados con el esfuerzo, la cooperación, la autonomía, toma de decisiones, las relaciones sociales, etc.

Se trata de fomentarles hacia actividades y alternativas de ocio especialmente recompensantes: como el deporte, así como otras actividades culturales y artísticas. Hay gran número de actividades que pueden realizarse dentro y fuera de espacios cerrados y que son baratas o gratuitas. Desde actividades que ayudan a conocer nuestro entorno natural y social, y cuya exigencia en horarios es absolutamente libre: patinar en línea, skate, longboard por Madrid Río o cualquiera de las vías verdes que pasan por la capital; ciclismo en clubes o con amigos,  espacios deportivos al aire libre para hacer calistenia, street work, para ponerte en forma, con gran cantidad de adeptos y un espacio sano de socialización, o las rutas WAP, encaminado a favorecer el ejercicio, la socialización y el conocimiento de la ciudad a través de rutas urbanas. Destacable también la red de 7 Centros Juveniles con una propuesta variada de actividades para jóvenes de 14 a 30 años gratuitas, no solo talleres dirigidos sino está abierto a la concesión de espacios para actividades, propuestas y proyectos de los jóvenes, salas de estudio y un importante punto de encuentro juvenil. Pero es solo un resumen, la punta del iceberg…

Y por último, señalar que se debe potenciar y fomentar desde las propias familias, ocio saludable en familia para prevenir. Los/las adolescentes aunque más cercanos a su grupo de iguales en esta etapa, pueden y deben disfrutar del tiempo en familia. Las familias pueden ofrecer a sus hijos/as actividades que les alejen de los riesgos asociados a las posibles conductas adictivas. 

Desde el Equipo de Educación Social, en coordinación con profesionales que trabajan en el ámbito del ocio con adolescentes y jóvenes, convencidos de que es altamente valioso y una herramienta valiosa frente a los riesgos relacionados con posibles conductas adictivas, “apostamos” por acercarles a los espacios donde disfruten de un ocio saludable, y poner en valor las propuestas que ya existen en el barrio y distrito que ofrecen un amplio abanico de ocio saludable a través de talleres, actividades y grupos de jóvenes, fomentando la participación juvenil.  Estas alternativas de ocio promueven hábitos saludables y no compatibles con la práctica de otras conductas perjudiciales, generalmente adictivas, generando experiencias y vivencias positivas y contribuyendo al bienestar y desarrollo integral de nuestros y nuestras jóvenes. Ahí es donde juega un enorme papel el ocio saludable.

Y tú, ¿Prácticas ocio saludable?  ¿Hablamos?

Javier Pabón y Adrián Alcaráz

Educadores Sociales del Servicio PAD

Rocío Rísquez

Coordinadora del Equipo Educación Social del Servicio PAD