Las salidas con amigos/as durante la adolescencia y el horario de vuelta a casa son peliagudas cuestiones a las que padres y madres nos enfrentamoscuando la prole crece y reivindica más autonomía. Comienza a ocurrir en torno a los 13 años y cuesta ajustar sus demandas a los miedos de los progenitores, bien por exceso de laxitud al no percibir los riesgos o, por el contrario, siendo demasiado estrictos porque los percibimos en exceso. Entran dentro de la normalidad estas reacciones, pero no queda otra que afrontarlas por el bien de la convivencia y la tranquilidad familiar.

Sin duda, el horario es un asunto sobre el que hay que meditar antes de establecerlo, ya que existen riesgos que no debemos obviar: contactar con desconocidos (amigos de amigos de amigos); observar o experimentar algún tipo de acto o acción violenta, y/o llevar a cabo conductas de riesgo, como el consumo de sustancias. Los profesionales constatamos que el inicio del consumo de sustancias se da entre iguales o es incitado por personas que se mueven en sus círculos.

Partiendo de ello, desde el Servicio de Prevención de Adicciones (PAD) del Ayuntamiento de Madrid os ofrecemos una serie de pautas que os ayudarán a tomar decisiones sobre los horarios:

– Consensuar horarios entre los progenitores y posteriormente trasladarlo a hijos e hijas. Esta tarea, que a priori parece sencilla, se torna complicada cuando padres y madres no piensan igual. Así, uno de los progenitores puede pensar, por ejemplo, si estamos en pueblo, que “aquí no pasa nada, déjale que esté todo el día por ahí, está en la edad”. En resumen, lo primero es ponerse de acuerdo.

– Ajustar según la edad y madurez. Estar de vacaciones no significa eliminar todos los límites. Cierto que no tienen obligaciones académicas, pero las convivenciales y el respeto se deben mantener siempre. Como padres y madres, conocemos a nuestros/as hijos/as como para poder valorar si es o no adecuado darle más o menos margen.

– Los horarios deben mantenerse estables y flexibilizarlos en determinados momentos puntuales: una fiesta, un concierto, un espectáculo. Pero cuidado: para los/las menores todos los días y fines de semana son celebraciones. Para evitar que se vuelva algo sistemático, la negociación debe ser nuestra aliada.

– Negociar es vital en la adolescencia. Escuchar, comprenderles, y después, valorar la decisión. Antes de dar una respuesta es adecuado interesarnos sobre cuándo y dónde es la fiesta, con quiénes van, si necesitan dinero, cómo se van a desplazar… En función de la información, decidiremos. Si la respuesta va a ser que no, lo más conveniente es poner los argumentos sobre la mesa. Es lógico que dudemos y que lo queramos comentar con nuestra pareja, por lo que antes de dar una respuesta definitiva podemos solicitar un tiempo. Una frase adecuada sería algo así: “Muy bien, he escuchado tu propuesta, la voy a pensar y después te digo”.

– Si se va a retrasar la vuelta a casa es recomendable una norma consensuada: llamada y/o mensaje.  Al tiempo, es aconsejable tener el teléfono de algún/a amigo/a para contactar llegado el caso. Una vez en casa, pedir explicaciones si fuera necesario y actuar en consecuencia. No olvidemos que es mejor dialogar y no hacer reproches del tipo “ya sabía yo que no podía dejarte hasta esta hora, eres un desastre”, “ya no te volveré a dejar salir a esta hora porque abusas de mi confianza”.  Lo único que se consigue de esta forma es dañar la relación paterno-maternofilial.

– Ser conscientes de sus intentos de manipulación o chantaje emocional. Intentarán salirse con la suya con expresiones que seguro que les suenan y que también utilizamos a su edad: “soy la única que viene a esa hora”, “me puede pasar lo mismo por la mañana que por la noche”, “no me dejas porque no confías en mí”, “para eso estoy estudiando todo el curso. Me lo merezco”. No perdáis de vista vuestros criterios sobre el horario ni olvidéis el porqué de los límites establecidos.

– El verano invita a estar más tiempo en la calle, pero al finalizar las vacaciones hay que recuperar la normalidad. Esto puede desencadenar una batalla, ya que menores y jóvenes asimilan como ley lo que se han acostumbrado a hacer durante el largo estío. Frases como “de verdad que voy a estudiar aunque me dejes salir más tiempo…”,en verano te he demostrado que puedes confiar en mí…”, e incluso pueden aparecer conductas de rebeldía.

Y recuerda, si no puedes hacerlo solo o sola, en Servicio PAD, prevenimos y tratamos las adicciones en adolescentes y jóvenes del consumo de alcohol y/u otras drogas,  del uso abusivo de la tecnología o con riesgos o problemas asociados al juego de azar.
¡Llámanos! 699 480 480

¡FELIZ VERANO!

Margarita Iniesta

Psicóloga y Orientadora familiar del Servicio PAD