Verano y tiempo libre a raudales son sinónimos en las etapas de la infancia y la adolescencia. Las aulas cierran, las obligaciones quedan colgadas en el perchero junto a la mochila de la escuela y los libros de texto se llenan de polvo hasta la llegada del otoño. Mientras tanto, consolas, móviles y demás dispositivos tecnológicos funcionan a pleno rendimiento. Ante nuestros ojos se despliega la perspectiva de tardes interminables con las pantallas como la principal vía de ocio y entretenimiento durante las vacaciones.

¿Podemos evitar que todo ese tiempo libre sea absorbido por las pantallas? La respuesta es sí. Aunque el atractivo de la tecnología es innegable y va en aumento, todavía quedan opciones. Antes que nada, debemos reflexionar sobre qué funciones juegan las pantallas, lo que nos permitirá observar cómo sustituyen en gran medida a la necesaria interacción social cara a cara.

Se trata, por tanto, de proponer actividades que generen una gratificación alternativa. En un primer momento, este tipo de actividades nuevas suelen requerir un esfuerzo inicial, dan “pereza”, pero cuando se repiten, se automatizan y acaban resultando placenteras sin necesidad de sobreponerse al esfuerzo de romper la inercia de la inacción. Hacer deporte, por ejemplo, da pereza al principio, pero si se continúa, se interioriza como rutina y produce bienestar.

Algunas propuestas:

– Padres y madres pueden fomentar actividades que permiten la socialización y el contacto con otros/as adolescentes. Si entendemos que una de las satisfacciones de la vida cotidiana es la interacción con los demás, propongamos alternativas no vinculadas al uso de pantallas y que requieran la socialización con sus iguales cara a cara.

– Hablar, dialogar en familia. Ya que los progenitores también disponen de más tiempo para dedicarlo a hijos e hijas, es un buen momento para conversar, escuchar sus inquietudes y anhelos, y programar actividades en familia.

– Buscar una alternativa analógica: por ejemplo la posibilidad de leer un libro en formato papel o escuchar música en un equipo de los de toda la vida. Por cierto, ¡las bibliotecas abren todo el año!

– El verano es muy estimulante para realizar actividades al aire libre, sobre todo deportes acuáticos en piscinas, ríos, playas, y si además requieren socialización, mejor que mejor. También es buen momento para compartir en familia los recursos de la naturaleza, disfrutar del medioambiente, pasear por el campo…

– Finalmente, el abanico de posibilidades que brindan los largos días del estío pueden servir para incentivar la creatividad: manualidades, pintura, escritura, cuentacuentos, representaciones teatrales y un sinfín de propuestas para todos los gustos y todas las edades.

El verano nos brinda una oportunidad excepcional para desarrollar actividades que nos obliguen a desconectar de las pantallas por un tiempo, pero sobre todo, para compartir momentos irrepetibles e inolvidables con nuestros seres más queridos… ¿Lo intentamos?

Y recuerda, si no puedes hacerlo solo o sola, en Servicio PAD, prevenimos y tratamos las adicciones en adolescentes y jóvenes del consumo de alcohol y/u otras drogas,  del uso abusivo de la tecnología o con riesgos o problemas asociados al juego de azar.
¡Llámanos! 699 480 480

César Gil Ballesteros

Psicólogo del Servicio PAD