Como cada año, el 15 de noviembre se celebra el Día Mundial sin Alcohol, declarado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El objetivo de celebrar este día es el de crear conciencia acerca de los riesgos y graves peligros que implica para las personas el abuso de alcohol, y, especialmente en población adolescentes y joven, más vulnerable.

Es un asunto sumamente preocupante, puesto que el alcohol provoca que la persona pierda por completo el “control” de sus sentidos, perdiendo consciencia y conciencia sobre cómo actúa o lo que hace y, por ende, exponiéndose a riesgos y consecuencias adversas. Y tratándose de una persona en plena etapa adolescente, los riesgos y consecuencias son sin duda mayores.

Recientemente una investigación alemana (Universidad de Colonia, Universidades de Mannheim y Heidelberg) ha puesto de relieve que de una forma similar a la formación de la memoria tras una única lección, una primera intoxicación alcohólica a una edad temprana puede sentar las bases de la adicción. Este estudio, al igual que otros muchos, evidencia y demuestra, una vez más, el peligro y los riesgos negativos que entraña el consumo de alcohol, sobre todo en edades tempranas, en las que el cerebro está en pleno desarrollo.  

Desde el Servicio de Prevención de Adicciones, Servicio PAD, nos preocupa el consumo y abuso del alcohol en adolescentes y jóvenes. Según el estudio EDADES 2021, la encuesta sobre el alcohol, otras drogas y adicciones en España, la edad media del inicio del consumo de alcohol ronda los 14 años. Estos datos muestran, una vez más, que la edad de inicio con el alcohol es muy temprana, interfiriendo en el crecimiento saludable de nuestros y nuestras jóvenes y adolescentes. Y un dato más, el Binge Drinking o consumo en atracón, es una práctica que está más extendida en chicas que en chicos (por ejemplo, en Madrid casi un 7% más), lo que nos recuerda la importancia de poner atención a todos los sectores de población.

Como personas adultas responsables y referentes no debemos restarle importancia, ni normalizar su consumo, y, desde luego, no podemos mirar hacia otro lado, porque la realidad es que el alcohol NO es una sustancia inocua, es una DROGA y por ello el consumo de bebidas alcohólicas está prohibido a menores de edad por debajo de los 18 años, con la finalidad de preservar la salud de los más jóvenes y minimizar su contacto con las bebidas alcohólicas.

Con todo lo expuesto, no cabe duda que el consumo y abuso del alcohol en adolescentes y jóvenes es un problema. Por ello, desde el Servicio PAD, el Equipo de Educación Social, trabaja en la PREVENCIÓN de adiciones con adolescentes y jóvenes, dotándoles de información veraz, exponiéndoles los riesgos asociados al consumo de forma clara, directa y cercana, explicándoles cómo les afecta el consumo de sustancias a su desarrollo madurativo, especialmente a su cerebro el cual hay que cuidar mucho en esta etapa adolescente, así como desmitificando juntos ideas y creencias erróneas sobre el alcohol. Además, fomentamos y motivamos para que desarrollen una actitud crítica como una herramienta más de prevención y trabajamos la presión grupal entre iguales, entre otras, desde las actuaciones en contexto educativo y comunitario.

A su vez, en junto con el Equipo de Orientación Familiar, nos dirigimos a las personas adultas de referencia de esta población para aumentar la percepción social de riesgo y modificar la actitud y “normalización” social hacia el alcohol. Además, buscamos detectar y captar de forma precoz a las personas que presentar ya estas situaciones de riesgo, realizando una valoración individualizada de los casos y un asesorando sobre cómo desarrollar habilidades y recursos personales de carácter protector y reducir comportamientos de riesgo y/o sus daños asociados.

Estos últimos años han sido difíciles para todo el mundo, pero hay que hacer especial mención a adolescentes y jóvenes, que les ha supuesto privarse de ciertas cosas de vital importancia para su desarrollo integral, esenciales a la hora de su proceso madurativo, de desarrollar habilidades sociales en determinadas situaciones, de cómo afrontar problemas y situaciones, etc.

Una de las áreas más importantes para una persona adolescente es su ocio y tiempo libre, así como el papel primordial que juega y conceden a la amistad y relaciones con sus iguales, tener su espacio… Por ello, saber emplear de manera beneficiosa y adecuada su tiempo y sociabilizarse de una manera saludable sin sentir presión grupal es uno de nuestros objetivos en materia de prevención del consumo de alcohol y otras sustancias. Pero la realidad es que a veces no es usado de forma saludable. Por ejemplo cuando llega el fin de semana, un puente, unas vacaciones, unas fiestas de barrio, del pueblo, navidades… salen con amigos, se van a un parque, plaza, descampado, a una fiesta, a un botellón, etc. ingiriendo grandes cantidades de alcohol en poco tiempo para conseguir divertirse, encajar en el grupo y sentirse aceptados, para evadirse de sus problemas, para relajarse, para desconectar, etc… 

Esta ingesta abusiva, en grandes cantidades y de manera intensiva (Binge Drinking) influye de manera negativa en el organismo, ya que produce una pérdida de control, desinhibición, teniendo consecuencias directas en el cerebro pudiendo provocar daños neurológicos. Además, el alcohol altera la percepción del riesgo y puede favorecer conductas violentas, relaciones sexuales de riesgo, accidentes de tráfico, etc. El daño que provoca el alcohol tiene que ver con la cantidad y por tanto a mayor cantidad, mayor daño, y también con la intensidad, ya que la misma cantidad concentrada en menos tiempo es más perjudicial.

Destacar también que el consumo de bebidas alcohólicas en demasiada cantidad, demasiado rápido y en periodos cortos puede llegar a producir una intoxicación etílica, que puede afectar a la respiración, a nuestra frecuencia cardíaca, la temperatura corporal, provocar náuseas, mareos, un coma etílico, necesitando de manera urgente atención médica e incluso puede llegando a provocar la muerte.

Las consecuencias del consumo de alcohol a medio plazo pueden ser que interfiera en el desarrollo del cerebro y que afecte a la zona cerebral relacionada con la memoria pudiendo afectar al aprendizaje y a la planificación de tareas. A largo plazo, puede haber daños a nivel hepático, adicción, hipertensión, etc. Por tanto, no es una cuestión baladí.

Es frecuente que las personas adolescentes minimicen los riesgos y que piensen que no les va a pasar, que controlan y que no va con ellos y ellas. Por ello, como personas adultas de referencia es un buen momento para reflexionar. Observa y habla con tus adolescentes, consulta con los profesionales especializados (tienes  a tu disposición el Servicio de Orientación Familiar del Servicio PAD) y ayúdales a escoger conductas saludables que favorezcan su desarrollo integral saludable.

No permitamos, que el alcohol interfiera en sus vidas.

Desde el Servicio PAD, como no puede ser de otra manera, nos sumamos al Día Mundial sin Alcoholpara sensibilizar, visibilizar e informar a la sociedad a que conozca los beneficios de vivir de forma saludable.

Desde el Servicio PAD, podemos ayudarte. ¿Hablamos?

Llámanos al 699 480 480 o, si lo prefieres, mándanos un mail a prevencionadicciones@madrid.es

Sonia Baza 

Educadora Social del Servicio PAD

Rocío Rísquez

Coordinadora Equipo de Educación Social del Servicio PAD