Si tu hijo/a adolescente no te habla, no le obligues a comunicarse. Busca cómo crear un ambiente seguro en el cual pueda hacerlo voluntariamente.

En  el día a día de mi trabajo con padres y madres de adolescentes suelen salir a relucir estas preguntas: ¿Qué puedo hacer si mi hijo no quiere hablarme?¿Cómo puedo conseguir que me cuente más cosas?¿Cómo puedo acercarme más a lo que siente y piensa?

Es cierto que acercarnos a nuestro hijo/a puede llegar a ser un desafío, ya que, a veces, no se trata de una tarea sencilla. En ocasiones, verás como tu adolescente llega a casa con enfado, tristeza o preocupación y se niega a compartir contigo lo que le ocurre por dentro. Incluso nos pueden llegar a retirar completamente la palabra y podemos vivirlo como algo personal.

El primer paso es comprender que, a veces, tanto los silencios como otras actitudes en tus adolescentes no tienen que ver con algo personal contra ti, sino que pueden ser fruto de unas emociones que no saben manejar.  La mayoría de las veces, el silencio estará más relacionado con las propias emociones que experimenta que con algo que tú hayas dicho o hecho. Equiparnos con una buena cantidad de paciencia y comprensión nos ayudará a poder sobrellevar mejor estas situaciones. 

¿Porque se comporta así?

Veamos los motivos por los que un/a adolescente se cierra en banda:

-Puede ser un comportamiento normal en esta etapa. Tienden a distanciarse más de sus padres y madres y confiar más en su grupo de iguales. Esto es algo normal incluso adecuado para su edad.

– En ocasiones  sienten que se les crítica y juzga ante determinados problemas o anécdotas que comparten. Y esto, unido a no sentir que se les escucha, genera mayor hermetismo.

– En determinados momentos sienten que se les interroga, al vivir que más que un diálogo la conversación tiende a ser una serie de preguntas constantes. 

– Puede utilizar los silencios como una estrategia para “castigar” a los padres o madres cuando no están conformes con alguna norma que se le haya impuesto y con la que no están de acuerdo. De esta manera echan un pulso para intentar lograr que se le retire.

– Puede haber sentido que se le quita importancia a sus problemas o se han revelado sus secretos. Se sienten traicionados/as y tienen miedo a que se comparta su privacidad.

¿Qué podemos hacer en estas ocasiones?

Tenéis más poder del que imagináis. Pero si sentís que no podéis hacerlo solos o solas, desde Servicio PAD compartimos una serie de pautas que pueden ser facilitadoras de una mayor apertura en adolescentes:

– Respeta su derecho a no hablar en ocasiones. Permítele tener sus tiempos y no le obligues a que se abra cuando no lo desea.

-Escúchale sin juzgar. Intenta comprender su punto de vista y sin buscar impulsivamente soluciones.

-Busca el momento adecuado para propiciar un espacio de comunicación. Espera a que os encontréis en un buen momento emocional, por ambas partes.

– Disfruta de hablar con él o ella. Comparte vivencias tuyas, pide su opinión. Cuéntale cosas de tu vida para que te deje entrar en la suya.

– Intenta en la medida de lo posible hacerle participe de las decisiones en casa, escucha su opinión e intenta consensuar determinadas normas. Escucha sus razones.

– Si no es un asunto que tengas que compartir necesariamente, respeta su intimidad, no compartas con otros cosas que él/ella te revela en confianza.

Si después de aplicar todas estas pautas en ocasiones, tu hijo/a se muestra poco comunicativo, sé capaz de asumirlo como parte de su etapa y no lo vivas como algo personal.

Aceptación, calma y paciencia.

Acércate de forma silenciosa y respetuosa. Cuando se sienta preparado o preparada sabrá que puede acudir a ti.

Pilar Coello Sánchez

Psicóloga y Orientadora familiar del Servicio PAD