“To Protect and To Serve”. Lo veo escrito en las puertas de los coches patrulla de Los Ángeles desde que recuerdo, y no porque viva en California, simplemente lo veo en las ‘pelis’ y series de novela negra, junto a los detectives de gabardina y sombrero de ala, en los videojuegos y desde cualquier pantalla a la que me asome.

En mi ciudad, en Madrid, hay policías municipales cuya principal misión es la del “To Protect and To Serve”. Carecen de un lema como el que se inventó la policía californiana en 1953, pero llevan muchos años cuidando de la chiquillería del foro. El popular lema publicitario de L.A. puede traducirse en este caso como «cuidar”, un cuidar que usa la mediación comunitaria que hace posible que los agentes tutores de cada distrito sean personas que cuidan a personas.

Seguimos pensando que la policía responde, reacciona, pero no previene, que funciona a remolque de lo que pasa, siguiendo el esquema acción/reacción, como si estuvieran esperando a que suceda algo fuera de la norma. Pero no es siempre así. La convivencia y la prevención es otro estilo, que tiene que ver con cuidar a los/as ciudadanos y ciudadanas, con favorecer la convivencia en el distrito, con la anticipación al conflicto, con recurrir primero al diálogo y, sobre todo, con escuchar más.

Conocen el distrito, conocen sus barrios, sus calles, con sus gritos y sus silencios. Por eso, cuando hay un “requerimiento” (palabra que aprendes la primera vez que hablas con la policía municipal) los agentes acuden intuyendo lo que puede estar pasando. Porque ser Agente Tutor no es sinónimo de ser paracaidista. No caen del cielo después de la llamada al 112 o al 092, entre otras cosas porque no sólo responden desde centralita: tenemos sus nombres y su número en el móvil. ¿Y entonces, qué es lo que  ocurre cuando aparece la policía? Pues que al llegar “al lugar de los hechos” aportan calma, la suficiente para que se pueda abrir un espacio para la mediación. Bajan las pulsaciones, las respiraciones, los gritos, y se escuchan los argumentos de todas las partes. Y eso es un buen comienzo, porque se iguala la balanza y el acuerdo es posible protegiendo a quienes más lo necesitan.

Acuden a un requerimiento porque alguien de la vecindad escucha gritos o silencios que preocupan, pero también acuden con cita previa, para entrar en el aula para hablar de acoso, o a la hora del recreo. Cuidan de las personas menores que pueden meterse en líos, de la mano de profesionales que están en el territorio, de la educación social, del trabajo social, de la salud comunitaria, de las asociaciones y de la administración que trabajamos con adolescentes.

Desde Servicio PAD trabajamos codo a codo con agentes tutores, como un elemento más del distrito. Por eso nos alegra seguir de su mano para entrar en los coles, de su mano y de la del SAMUR para atender a menores intoxicados en la calle, de la mano, en fin, de todas las personas que desde el Ayuntamiento y desde la ciudadanía hacen posible que la prevención tenga sentido. Acercar los cuidados a la ciudadanía es necesario y factible, con voluntad política y con profesionales sensibles, que conocen la complejidad que supone la convivencia y con la costumbre de colaborar y ayudar desde el mismo corazón del barrio. En Madrid, como Los Ángeles.

Y recuerda, si no puedes hacerlo solo o sola, en Servicio PAD, prevenimos y tratamos las adicciones en adolescentes y jóvenes del consumo de alcohol y/u otras drogas,  del uso abusivo de la tecnología o con riesgos o problemas asociados al juego de azar.
¡Llámanos! 699 480 480

Carlos Mora Rodríguez

Asesor Técnico del Departamento de

Prevención de Adicciones del Ayuntamiento de Madrid