En la excelente novela “Una princesa en Berlín”, de Arthur RG. Solmssen, el protagonista rememora en varias ocasiones un consejo que le dio su padre: “Nunca te tomes una copa cuando la necesites”. Es decir, en ningún caso, el alcohol debe ser un refugio para superar malos momentos, y mucho menos si nos sentimos desanimados. Saco a colación esta anécdota literaria porque el consumo de alcohol es posiblemente una de las preocupaciones más frecuentes en las familias con adolescentes. ¿Cuándo es razonable que mi hijo empiece a tomar bebidas alcohólicas? ¿Cómo valorar la cantidad que consume? Y si llega bebido alguna noche, ¿en qué tono hablo con él/ella? ¿Cómo enfocar el tema? Cuando llega este momento es fundamental afrontar el asunto con seguridad pero con una actitud abierta al dialogo, facilitando la información necesaria a para conseguir que valoren y adopten un estilo de vida saludable y feliz.

A la hora de abordar por primera vez el complejo asunto del alcohol, tan presente, por otro lado, en nuestra sociedad y en nuestra cultura, un buen comienzo es desmontar algunas leyendas urbanas que la mayoría considera certezas absolutas cuando no son más que falsos mitos y muy poco edificantes. Aquí van algunos de los más habituales:

  • “EL ALCOHOL NO ES UNA DROGA”. El alcohol, indiscutiblemente, es una droga que produce tolerancia y dependencia, y ésta puede llegar a ser muy grave.
  • “CASI TODO EL MUNDO BEBE”. No es cierto que la mayoría de los adolescentes beban, aunque su consumo de alcohol en fines de semana esté bastante extendido. Los datos de las encuestas, a nivel nacional, revelan que el 55% de los jóvenes de entre 14 y 18 años no habían probado alcohol en el último mes, y los que consumen con mayor frecuencia lo hacen en pequeñas cantidades. Menos del 10% de los escolares españoles de entre 11 y 13 años han probado el alcohol. La mayoría de la gente no consume alcohol de forma habitual, y quienes beben con cierta frecuencia lo hacen de forma moderada.
  • “LA PRESION DE LOS AMIGOS LES LLEVA A BEBER”. Es posible resistirse a la presión de dejarse llevar por la mayoría de los amigos que empieza a acudir a botellones, discotecas o fiestas en las que se consume alcohol. No es obligatorio hacerlo. Hay muchas formas de participar en un grupo, de divertirse y no por ello sentirse excluido o como un bicho raro. Al contrario, un adolescente que muestra tener criterio propio cultivará una mejor imagen ante los demás y ante sí mismo.
  • “SIN BEBER ALCOHOL ES DIFÍCIL DIVERTIRSE”. Muchos adolescentes piensan que sin tomar alcohol o sin ir de botellón no es posible divertirse. De nuevo, debemos trasmitir a nuestros hijos los beneficios de ser ellos mismos sin tener que ingerir alcohol y de mostrar seguridad en sí mismos al confiar en su criterio y no en las imposiciones del grupo. Si expresa con convicción sus deseos y su manera de hacer las cosas le respetarán, y mucho.
  • “EL ALCOHOL NOS AYUDA A SUPERAR MOMENTOS DE BAJÓN”. Justo lo contrario. Hay que evitar por todos los medios recurrir al alcohol cuando las cosas van mal. Es una trampa peligrosa. La falsa sensación de relajación o de estar más contentos no es real, y después volveremos a sentirnos más deprimidos y tristes. Hay que transmitir a los jóvenes que el alcohol empeora el estado de ánimo y jamás soluciona nada.
  • “NO TE PREOCUPES, SOLO BEBO CERVEZA”. La cerveza es una bebida alcohólica, pero al contener menos graduación que los destilados, no se le da tanta importancia a que la consuman los jóvenes, incluso adolescentes. A este respecto, subrayar dos aspectos: si se consumen cantidades altas (como ocurre en los botellones) se está ingiriendo mucho alcohol, y en segundo lugar, al no considerar esta bebida tan peligrosa como el resto de alcoholes, se ingiere cerveza con muchas más asiduidad. Por tanto, advirtamos a nuestros hijos también sobre el consumo de cerveza.
  • “BEBER ES UN RITUAL ASOCIADO A HACERSE MAYOR”. ES importante desligar el consumo de alcohol como algo que siempre hacen los mayores (ligado por tanto a la edad), o bien que es una actividad asociada a salir, ir a los bares y a los ambientes de moda (divertirse). Hay que instruirles en que consumir alcohol no es obligatorio en ninguna circunstancia ni es sinónimo de diversión.

¿Y qué momento busco para empezar a hablar de estos temas con ellos?

ACTÚA AHORA. Aún si nuestros hijos no han empezado a salir o creemos que no han probado el alcohol, o bien ya salen y nos consta que pueden haberlo hecho, es muy importante que conozcan nuestra opinión al respecto. Sentémonos a escucharles con el mayor interés, que nos hablen de sus amigos, de lo que hacen, de cómo se divierten, transmitirles confianza y apoyo, y será mucho más fácil que tengan en cuenta nuestros criterios, y tal vez, como el protagonista de “Una princesa en Berlín”, recuerden siempre el buen consejo que un día les dio su padre o su madre.

Y recuerda, si no puedes hacerlo solo o sola, en Servicio PAD, prevenimos y tratamos las adicciones en adolescentes y jóvenes del consumo de alcohol y/u otras drogas,  del uso abusivo de la tecnología o con riesgos o problemas asociados al juego de azar.
¡Llámanos! 699 480 480

María Casado

Psicóloga y Orientadora Familiar

Servicio de Prevención de Adicciones