Los riesgos de caer en las adicciones están presentes en cualquier persona, siendo la adolescencia un periodo extremadamente vulnerable para acercarse a ellas e instaurarse en su rutina.

La prevención ante ello depende mucho de nosotros/as como familiares actuando de manera clara y firme desde el minuto cero, si hacemos hincapié en valores como la salud y el esfuerzo, entre otros.

Muchas veces no entendemos historias reales que nos cuentan familias que conocemos o, incluso, momentos que pasan en nuestra propia familia respecto a las adicciones. Pensamos que nunca nos va a pasar o que no es una situación importante porque tienen que experimentar, nos creemos que ha sido su primera vez infravalorando el riesgo o los riesgos que existen incluso si fuera una primera vez…  

 

Para entender cómo puede instaurarse una adicción con la pretensión de prevenir, os voy a explicar la «Parábola de la rana», la cual se acaba adaptando a un medio adverso sin ser consciente de ello.

 

Os pregunto: ¿Qué tendrías que hacer para hervir una rana? Desde luego si pones una rana viva a hervir directamente, la rana se escalda y salta fuera del recipiente. ¿Cómo sería entonces?

La gente cuenta que una vez una ranita se metió en un cazo con agua tibia. La rana se encontraba cómoda y disfrutaba de su elemento. Alguien encendió el fuego y, poco a poco, el agua empezó a calentarse más. La rana estaba a gusto con el calorcito y empezó a adaptarse a la temperatura.  La rana quedó adormecida por el calor y se quedó casi inmóvil. Entonces, pensó que lo mismo el agua estaba empezando a estar demasiado caliente y, aunque intentó saltar fuera del cazo, el anfibio se encontraba ya sin fuerzas para hacerlo, y menos para hacerlo sola. Finalmente empezó a hervir el agua quedándose la rana atrapada dentro.

Como a la rana, nos gusta lo placentero y nos dejamos llevar por el placer o por aquello que elimina sensaciones negativas y nos hace olvidar. Muchas veces los/as adolescentes, aunque saben que están en situaciones adversas tienden a justificarlas porque se encuentran a gusto, están con el agua calentita como le pasaba a la rana. Así nunca es bueno el momento de salir y no son conscientes de las consecuencias negativas del consumo.

 

En adolescentes, el consumo se inicia normalmente con el grupo de iguales y sucesivamente se van produciendo  cambios en la persona por su uso. Cambios que son graduales y que, a veces, pasan inadvertidos, pero que la familia puede detectar a tiempo.  

Una serie de pautas que os ofrecemos para prevenir y detectar estos cambios son los siguientes

1.  Infórmate sobre las adicciones, los mitos e ideas que hay entorno a ellas.

2. Valora cualquier consumo como importante teniendo una posición firme y clara.

3. Observa cambios en tu hijo/a.

4. Estáte pendiente de comentarios sobre las adicciones.

5. Busca espacios para comunicarte con tu adolescente.

 

Si aun así tenéis dudas sobre cómo actuar desde el Servicio de Prevención de Adicciones, ¡Podemos ayudarte!

Margarita Iniesta Pérez

Psicóloga y Orientadora Familiar del del Servicio PAD